Hábitat III y la nueva agenda:

http://www.prensa.com/opinion/Habitat-III-Orlando-Acosta-Patino_0_4606789376.html


La semana pasada terminó en Quito, Ecuador, la reunión Hábitat III, bajo el lema “La nueva agenda urbana”, que tendrá como objetivo proporcionar una hoja de ruta para el desarrollo, en los próximos 20 años. La nueva agenda urbana, como también se denominó el documento resultante de lo acordado, orientará los esfuerzos encaminados al desarrollo de las ciudades por parte de una amplia gama de actores (Estados, líderes urbanos y regionales, donantes, programas de las Naciones Unidas y la sociedad civil); además, crea las bases para políticas y estrategias que impactarán, a largo plazo.
En la reunión se desarrolló el foro “Hábitat alternativo”, que expuso los puntos de vista del proceso en marcha y las propuestas en contracorriente, que ventiló los temas excluidos de la agenda formal. Por ejemplo, los desalojos urbanos en Monte Sinaí en Guayaquil, que atisba la discusión sobre el derecho ciudadano de habitar la ciudad, particularmente, por los sectores populares. Las marchas de mujeres indígenas que reclaman el derecho a vivir en las ciudades también fue parte de la reunión en la capital ecuatoriana.
Mediante las redes sociales, conocimos la participación del alcalde de la ciudad de Panamá en Hábitat III. Esta especial circunstancia parece importante, debido a las intenciones del municipio capitalino de abordar la dimensión de la planificación, como eje para dirigir –por la ruta de la sostenibilidad urbana–, el desarrollo de la ciudad. En el Foro Mundial de Urbanismo de Medellín, 2015, no participaron actores oficiales de Panamá; ahora, veremos si lo discutido en Quito tendrá eco en nuestra urbe, para que, desde lo político, se rompan las diferencias entre el municipio y el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial.
Las ciudades se han transformado en megarregiones, corredores y ciudades-región, cuyas geografías (económica, social y política) desafían la concepción tradicional de ciudad. Persiste un conflicto entre lo central y lo local para administrar el territorio urbano metropolitano.
Según el Banco Mundial, Panamá es uno de los 10 países más desiguales del mundo. La desigualdad se expresa en la segregación económica y espacial, en la disparidad entre la oferta y el acceso a servicios públicos básicos (agua y saneamiento) y en la informalidad. Según esta fuente, en 2009, el 40% de la población más pobre recibía la ridícula cantidad de 4.1% del PIB, como ingreso. Para 2014, esa cantidad fue apenas del 3.6% del PIB. Considerables sectores de la población urbana viven en condiciones de pobreza. Según el informe de investigación No. 1, del Foro y Observatorio Urbano de Panamá, titulado Los asentamientos informales en el Área Metropolitana de Panamá: Cuantificación e implicaciones para la política de vivienda y urbanismo (Espino y Cordón, 2015), en el corredor transístmico el 40% de la vivienda es informal. La urbanización, formal e informal, invade las cuencas de los ríos Pescao, Hules, Tinajones y Caño Quebrado, que drenan al sector de La Laguna, en donde hay dos tomas importantes de agua que abastecen, parcialmente, a la región metropolitana. Este modelo “informal de urbanismo” no tiene capacidad para dotar de servicios básicos de agua y saneamiento a parte de la población.
Los principales retos de la agenda pasan por sobreponer los escollos administrativos de la región metropolitana, que se extiende más allá de la cuenca del Canal e incluye las subregiones del Pacífico y del Atlántico. Este desarrollo está marcado por el Canal, elemento divisor con un ordenamiento territorial rígido que ha permitido el desarrollo del área operativa del Canal y las que producen agua (funcionamiento y abastecimiento de la población).
La inversión millonaria en la construcción de los dos nuevos puentes sobre el Canal, uno en el Atlántico y el cuarto en el Pacífico establecerá condicionantes al desarrollo metropolitano, al igual que la construcción de la línea 2 y 3 del Metro. La apertura del tercer juego de esclusas y la declaración en impulsar valores agregados a la carga que cruza por la vía acuática, demandará el uso de tierra adyacente. Los usos que permitirán esa visión globalizadora mundial, competirán con otros para lograr un desarrollo sostenible y equilibrado. La demanda de uso territorial, producción y conservación de agua son elementos clave en la nueva agenda urbana. Cobra importancia el Plan Nacional de Seguridad Hídrica, para garantizar que los usos urbanos y logísticos no compitan con la producción y conservación del agua.
La discusión de la nueva agenda demanda, además de la participación ciudadana, fortalecer la dimensión técnica desde la planificación y el entendimiento por parte de los responsables de definir políticas públicas. Al alcalde de Panamá le tocará la titánica tarea de hacerle entender a otros actores políticos la necesidad de articular esta nueva agenda, bajo las condicionantes que determinarán su desarrollo.

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