Hablemos de patrimonio: el edificio del ferrocarril.

Hablemos de patrimonio: el edificio del ferrocarril. Orlando Acosta. Hubert Humphrey Fellow. Noviembre de 2014

La decadencia, recuperación y decadencia del edificio de la antigua estación del tren, localizada en la plaza Cinco de Mayo, pasa por una serie de eventos que es necesario conocer para lograr una lectura adecuada de las iniciativas públicas que explican su estado actual.

La administración de conservación patrimonial reconoce a este edificio valores asociados a temas relacionados con la ruta transoceánica. Fue la terminal del primer ferrocarril transistmico, administrada por las autoridades de la Zona de Canal, hasta su clausura en 1960.

La estación, antes de ser habilitada para un museo en 1976, fue utilizada como terminal de buses, centro de vacunación del Ministerio de Salud y hasta dormitorio popular para atender damnificados. La apertura del Museo del Hombre Panameño, luego nombrado Reina Torres de Araúz, fue uno de los principales sucesos ocurridos al edificio.
La restauración de un edificio fue un hito que materializó una voluntad política en el tema del desarrollo cultural de la Nación. Para los que la memoria no les asiste, o simplemente por falta de interés, este museo coronaba los esfuerzos del Gobierno de entonces, en ofrecer un recinto de calidad donde los panameños tuviéramos la oportunidad de entender y conocer la universalidad del arte precolombino de los antiguos panameños. Este fue el objetivo de la primera intervención del edificio.
Sometido el Museo a altibajos en la administración este se clausura definitivamente en el año 2005 para migrar al Museo del Niño y la Niña en Curundú.
El inmueble queda en desuso para albergar luego la escuela de danza y teatro del INAC. Obviamente para estos nuevos usos, el edificio es intervenido sin mayor criterio conservacionista para añadir otro viso de decadencia y deterioro. En un algún momento se le coloca una cerca de hierro y en tiempos del Metro bus, se le planta un parapeto de metal –levantado de manera ilegal- que se utilizó como parada temporal. Así en una pobre procesión de pueblo, el edificio pasa de terminal de buses a museo, de escuela de teatro y danza a parada de buses. La ausencia de una política de uso ha sometido al edificio a una sucesión de intencionadas maltratos dejando- sin duda- irreconocible el inmueble en su condición original.

Como un ciclo maldito, hoy bajo la nueva administración del INAC se anuncia que el histórico inmueble va a ser desocupado para ser restaurado. Ante este hecho me asaltan varias preguntas ¿Cuál es el alcance de la restauración? ¿Será retrotraído el edificio para su inmediato y última función? ¿Será restaurado para qué? ¿Será transformado en un Hotel? ¿Sede temporal para más dinosaurios de plásticos, polleras, un mercado u otra cosa? ¿Su próximo uso estará vinculado a su histórico origen y vocación de tránsito y que finalmente logre transformarse en parte de la infraestructura de transporte metropolitano? ¿O seremos testigo de otro desacierto? Creo que será esto último.

La asignación de recursos para la restauración de edificios emblemáticos bajo categoría de monumentos históricos debe estar cuidado por estrictos criterios de conservación, manejo, uso y re-funcionalización si amerita. En el caso de la antigua estación del ferrocarril transístmico su posible uso puede estar vinculado con la función que dictó su origen. El edificio puede ser parte de la infraestructura de transporte u otro uso que tenga relación directa con nuestra historia de tránsito. ¿Sino no vuelve a ser un terminal de transporte metropolitano podría transformarse en un centro de documentación vinculado al patrimonio canalero y la historia de la relación de Panamá con los Estados Unidos? ¿Podría ser una extensión de los archivos nacionales para cobijar la biblioteca de hombres ilustres negociadores de los Tratados del Canal? Esta referencia podría servir-por ejemplo- para que los cineastas recordaran de manera justa que la
historia de un Canal pasó por la gestión de hombres como Omar Torrijos, Romulo Bethancourt y de otros aún vivos como Adolfo Ahumada y Fernando Manfredo. ¿Será que los nuevos usos apuesten a rescatar del olvido la gestión diplomática de nuestra historia de tránsito que culminó con la recuperación del Canal?

Creo que una vez más y con la ligereza que al recitar los versos de Miró por teléfono, veremos tropezar esta iniciativa con la misma piedra que acentuará el proceso continuo de desfigurar este edificio. Seremos testigo de la irreverencia, el irrespeto del pasado, cuando la Institución rectora- en un acto contradictorio- pisotea el testimonio de nuestro acervo histórico, finalmente volviendo a atentar con nuestra cultura e identidad. Urge tomar el tema de su próxima intervención con responsabilidad bajo un estricto criterio científico y funcional que, sin escatimar recursos económicos, devuelva dignidad, al testimonio de su gran historia.

Entradas populares de este blog

De los proyectos urbanos, la cinta costera y de la verdolaga en nuestras playas.

La Administración del Patrimonio Munidial y la condición de los sitios panameños.

Al notable panameño conocido como El Darienita Universal, José de la Cruz Herrera.