Fuego en San Felipe, de Quantum of Solace y elecciones 2014
Fuego en San Felipe, De Quantum of Solace y elecciones 2014. Orlando Acosta. Abril de 2014.
Abril de 2014 y el año de elecciones se escapa en medio de mil contradicciones. Las noticias hablan de muerte en el conflictivo y cacareado patrimonio de la humanidad. Los tugurios de San Felipe exhalan su aliento de muerte y pobreza a escasos 500 metros de la millonaria inversión de la cinta costera III, a la vuelta de Palacio, de la Oficina del Centro Histórico y a espaldas de una cuantiosa y desconocida plata para “mejoras en infraestructura”. Siete panameños saltan a la muerte víctimas de un fuego sin que hubiese una respuesta efectiva por falta de agua.
En medio de lágrimas la oficialidad declara que “el inmueble debió se expropiado” como si el tema de la propiedad le hubiese quitado el derecho a la vida y la dignidad a a panameños. Luego de las mejoras en infraestructura-agua, energía y telefonía- el barrio no pasó la prueba de fuego. Fuimos mudos testigos de aquellos que se lanzaron al abismo trotando hacia la muerte como aquella imagen de Siná: “ mil potros degollados trotando cielo arriba.”
Me llama la atención que los fuegos en Santa Ana, Chorillo y San Felipe aumentaron en números absolutos en estos cinco años luego que el Estado realizase importantes inversiones para crear mediantes rellenos nuevos frentes de mar. Alguien me recordó en estos días que los fuegos han sido las fuerzas que han impulsado el desarrollo urbano de la ciudad, memoria que coincide con el criterio de algunos especialistas que justifican cualquier millonaria inversión urbana bajo el argumento de que lo que importa es “mover el capital”.
Todo lo que ha sucedido me lleva a la conclusión de que la política de vivienda social para San Felipe, Santa y el Chorrillo es tan vaga o ausente como la definición de la demanda de usuarios diarios del Metro. Su Secretario declara para los medios de comunicación que los usurarios diarios se estimaron en “un ciento y pico mil”. ¿Es esta referencia aceptable para el diseño de la obra de transporte e infraestructura más importante y cuantiosa de la década? Es el tema de la propiedad de los inmuebles de San Felipe excusa para que panameños no tengan una vivienda digna y segura? El contraste entre la opulencia y la pobreza entre la demagogia y la ignorancia no tiene referencia. Yo creo que algo anda mal.
Es abril de 2014 y el Festival Internacional de Cine abre la cartelera. Para que no se nos olvide, en el 2008 Jaime Bond con sus chicas y secuaces se tomaron las calles del Casco Viejo para hacer creer al mundo y a algunos de nosotros que el edificio del INAC era un hotel de lujo en la sierra boliviana y que la ciudad de Colón era Haití. Es entonces que sigo prefiriendo la ficción y ver películas de ovnis ambientadas en las playas de la isla de San Miguel- y soñar con el desaparecido Bella Vista- y no ver cómo sin dignidad nos vendemos como extras europeos en medio de la colorida negritud local por noventa dólares el día; o hacerme imaginarias fortunas al sumar y contar cuántas camisas podría planchar en una noche por siete mil quinientos centavos. Esos mendrugos, supongo que fue parte del presupuesto de los “52 millones Bond “que se nos restregó en la cara del cine que piso estas tierras.
Sí, el año 2014 discurre en la ciudad de Panamá cuando el fuego destruye viviendas indignas en el lugar más caro de la ciudad y en donde torres de apartamentos de lujo crecen sin control sobre los rellenos de la bahía de Panamá como la verdolaga en las playas de Pedasí -donde letreros- anuncian que también se habla español.
Año de elecciones y el mes de la recta final cuando el vendedor de piezas de encaje y elástico suma y resta en las encuestas. Los periodistas y gente de a pie corre -cual luciérnagas encandiladas- al ride gratis en el metro. Es Panamá año 2014 año de elecciones y los políticos se postulan para repartirse el pastel del poder. Unos dicen que pa´ tras ni pa coger impulso, otros con afirmaciones de la vieja política apoyando la fuerza de lo nuevo o disfrazados del cambio. En ciernes de las elecciones y sumidos en las más profundas contradicciones sociales, ciegos por la opacidad que han justificado las inversiones públicas, perdidos en el oropel y la magia de la pantalla grande estamos frente a una de las decisiones más importantes para los próximos años. Espero que los eventos sean señales para guiar las mejores decisiones en beneficio de la mayoría de los panameños y que sepamos discernir una cosa de la otra y tener posibilidad de un mejor Panamá.
Abril de 2014 y el año de elecciones se escapa en medio de mil contradicciones. Las noticias hablan de muerte en el conflictivo y cacareado patrimonio de la humanidad. Los tugurios de San Felipe exhalan su aliento de muerte y pobreza a escasos 500 metros de la millonaria inversión de la cinta costera III, a la vuelta de Palacio, de la Oficina del Centro Histórico y a espaldas de una cuantiosa y desconocida plata para “mejoras en infraestructura”. Siete panameños saltan a la muerte víctimas de un fuego sin que hubiese una respuesta efectiva por falta de agua.
En medio de lágrimas la oficialidad declara que “el inmueble debió se expropiado” como si el tema de la propiedad le hubiese quitado el derecho a la vida y la dignidad a a panameños. Luego de las mejoras en infraestructura-agua, energía y telefonía- el barrio no pasó la prueba de fuego. Fuimos mudos testigos de aquellos que se lanzaron al abismo trotando hacia la muerte como aquella imagen de Siná: “ mil potros degollados trotando cielo arriba.”
Me llama la atención que los fuegos en Santa Ana, Chorillo y San Felipe aumentaron en números absolutos en estos cinco años luego que el Estado realizase importantes inversiones para crear mediantes rellenos nuevos frentes de mar. Alguien me recordó en estos días que los fuegos han sido las fuerzas que han impulsado el desarrollo urbano de la ciudad, memoria que coincide con el criterio de algunos especialistas que justifican cualquier millonaria inversión urbana bajo el argumento de que lo que importa es “mover el capital”.
Todo lo que ha sucedido me lleva a la conclusión de que la política de vivienda social para San Felipe, Santa y el Chorrillo es tan vaga o ausente como la definición de la demanda de usuarios diarios del Metro. Su Secretario declara para los medios de comunicación que los usurarios diarios se estimaron en “un ciento y pico mil”. ¿Es esta referencia aceptable para el diseño de la obra de transporte e infraestructura más importante y cuantiosa de la década? Es el tema de la propiedad de los inmuebles de San Felipe excusa para que panameños no tengan una vivienda digna y segura? El contraste entre la opulencia y la pobreza entre la demagogia y la ignorancia no tiene referencia. Yo creo que algo anda mal.
Es abril de 2014 y el Festival Internacional de Cine abre la cartelera. Para que no se nos olvide, en el 2008 Jaime Bond con sus chicas y secuaces se tomaron las calles del Casco Viejo para hacer creer al mundo y a algunos de nosotros que el edificio del INAC era un hotel de lujo en la sierra boliviana y que la ciudad de Colón era Haití. Es entonces que sigo prefiriendo la ficción y ver películas de ovnis ambientadas en las playas de la isla de San Miguel- y soñar con el desaparecido Bella Vista- y no ver cómo sin dignidad nos vendemos como extras europeos en medio de la colorida negritud local por noventa dólares el día; o hacerme imaginarias fortunas al sumar y contar cuántas camisas podría planchar en una noche por siete mil quinientos centavos. Esos mendrugos, supongo que fue parte del presupuesto de los “52 millones Bond “que se nos restregó en la cara del cine que piso estas tierras.
Sí, el año 2014 discurre en la ciudad de Panamá cuando el fuego destruye viviendas indignas en el lugar más caro de la ciudad y en donde torres de apartamentos de lujo crecen sin control sobre los rellenos de la bahía de Panamá como la verdolaga en las playas de Pedasí -donde letreros- anuncian que también se habla español.
Año de elecciones y el mes de la recta final cuando el vendedor de piezas de encaje y elástico suma y resta en las encuestas. Los periodistas y gente de a pie corre -cual luciérnagas encandiladas- al ride gratis en el metro. Es Panamá año 2014 año de elecciones y los políticos se postulan para repartirse el pastel del poder. Unos dicen que pa´ tras ni pa coger impulso, otros con afirmaciones de la vieja política apoyando la fuerza de lo nuevo o disfrazados del cambio. En ciernes de las elecciones y sumidos en las más profundas contradicciones sociales, ciegos por la opacidad que han justificado las inversiones públicas, perdidos en el oropel y la magia de la pantalla grande estamos frente a una de las decisiones más importantes para los próximos años. Espero que los eventos sean señales para guiar las mejores decisiones en beneficio de la mayoría de los panameños y que sepamos discernir una cosa de la otra y tener posibilidad de un mejor Panamá.
