Ciudades equitativas y sustentables.

Orlando Acosta. Hubert Humphrey Fellow. Abril 2014

La ciudad de Medellín fue en abril de esta año sede del séptimo foro mundial de urbanismo WUF 7 por sus siglas en inglés. Equidad Urbana en el Desarrollo – Ciudades para la Vida es el lema que reunió a más de 25,000 personas - entre 500 alcaldes, jefes de Estado, técnicos y ciudadanos- para discutir el presente y futuro de las ciudades

Se estima que hoy más de dos tercios de la población mundial urbana vive en ciudades, donde la iniquidad de ingresos ha ido en aumento desde los años 80 y, en muchos casos, este incremento ha sido impactante. Las iniquidades están presentes en los espacios urbanos, con ciudades divididas por fronteras invisibles en forma de exclusión social, cultural y económica.

El premio Nobel, Joseph Stiglitz en su intervención en el Foro destacó que “los pobres son los que llevan la carga de una ciudad que no se ha planeado bien. Sufren de falta de transporte, vivienda, espacio público y agua”. La desigualdad y la segregación son errores que conducen a una inestabilidad política y económica en países de la región, destacó.
Desde la perspectiva urbana en Panamá hay mucha tela que cortar. La inequidad y la asignación de recursos así como la renta generada sobre el suelo por el Estado como inversor, así como el sector inmobiliario son elementos claves para entender el cómo la riqueza se genera en las ciudades.

Los procesos a los cuales ha sido expuesta la ciudad de Panamá – en su ámbito metropolitano revelan varias constantes: información confidencial y de manejo cerrado, inexperiencia técnica, alta rotación –por razones política partidistas- por parte del personal dedicado al control del uso del suelo al nivel institucional. El abandono de la planificación como práctica y el intercambio de favores es la dinámica que impera.

La presión social queda sujeta al clientelismo y a la manipulación de grupos. La toma de decisión está mediatizada por coyotes o agentes que “engrasan” los engranajes-acción que también cae bajo la dimensión opaca de agentes que el algún momento financiaron las campañas políticas de quienes ostentan el poder y que determinan las grandes y millonaria inversiones en el territorio.
La renta que engorda el valor del suelo por la inversión inmobiliaria provocada por los grandes proyectos urbanos –llamada por algunos como plusvalía- fue algunos de los temas discutidos por grupos de investigadores urbanos en foros académicos y alternativos; y quienes también identificaron el conflicto social como detonador en la búsqueda de soluciones. Se hace necesario regular y garantizar que el incremento de la renta sobre el suelo pueda ser redistribuida. Se hace necesario que los politicos entiendan el asunto y que la academia logre investigar e interpretar los procesos.

Grandes inversiones viales, metros, cintas costeras millonarias, rellenos en el mar, nuevos frentes marinos para urbanización, especulación en la venta de tierras nuevas al otro lado del Canal de Panamá son algunos de estos ejemplos.
El conflicto social lo establece y maneja la agenda oficial que revela la falta de servicios básicos, vivienda indigna en los distritos centrales y falta de equipamiento en una gran porción del territorio metropolitano es parte de la fotografía. La demanda por agua potable es pan de cada día y noticias a toda hora.
Se requiere que los sectores políticos entiendan el proceso y logren tomar conciencia del rol que tienen en este juego de la ciudad.

Lo urbano demanda atención así lo puso en evidencia el foro. En los próximos treinta años la población urbana crecerá a 2500 millones. Siete de cada diez personas viviremos en ciudades. Urge la tarea de planificar y gestionar los asentamientos humanos para reducir desigualdad y pobreza, incrementar la equidad y la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones.

Los tugurios, la cara visible de la pobreza y de la iniquidad urbana, siguen creciendo en la mayoría de países en vías de desarrollo, perpetuando la falta de acceso de servicios básicos y representación a la mayoría de comunidades vulnerables. Persiste la desigualdad de género, la cual impide que las mujeres accedan a educación secundaria, empleo digno, representación política y salud reproductiva. Además, las desigualdades de los jóvenes se manifiestan a través de la discriminación en el acceso a la educación, niveles diferenciados de empleo y oportunidades de ganarse la vida, falta de participación en la toma de decisiones y prejuicios contra las preferencias sexuales.

Considero de extrema importancia avanzar la agenda de lo urbano en Panamá y que en vísperas de una elección general y de un nuevo gobierno, invoco a las fuerzas sociales, institucionales y política a poner en la mira a las ciudades para reducir la pobreza y la desigualdad y avanzar en la discusión de este importante asunto impacta a la mayoría de los ciudadanos de este país.

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