Más que centavos y letras al darienita universal.

Corría el año de 1993 y Panamá salía del trauma de la invasión estadounidense del 20 de diciembre de 1989. Recién regresaba de un largo periplo por Suramérica y España que me reviste de armas profesionales y académicas que me permiten insertarme con ayuda de amigos, a la Alcaldía. Venía con las idea de aportar a los esfuerzos locales en conservación patrimonial. Compartí tiempos interesantísimos en la documentación de los edificios a lo largo de la avenida Central desde la plaza Cinco de Mayo hasta la Plaza de Santa Ana. Ese esfuerzo aportó a la propuesta de un Decreto Municipal-muerto en la cuna- para liberar de parapetos y publicidad las fachadas de esos inmuebles y recuperar la historia arquitectónica republicana. Atisbé a los aportes de la Sociedad Española de Beneficencia y el magnífico edificio con portales sobre la misma Central. Supe de la demolición de la casa de Mateo Iturralde – que no vendió a la patria- de la construcción del edificio Heurtemate en la plaza de Santa Ana posterior al auge del Canal Francés, del expolio de las esculturas de Joaquín Roca Rey en la plaza del Palacio Legislativo antes de coronar en esa plaza a la reina el carnaval de Calidonia de 1994.

La Bola de Oro, Terpsícore muere otra vez y otros narraciones fueron producidas a partir de conocer el hecho patrimonial, validando mi postura que para apreciar los valores patrimoniales hay que transitar por conocer el hecho. Estas narraciones y documentos puedes encontrarlas en mi blog Estación Tropical http://estacintropical.blogspot.com/ . Falta añadir a esa selección de anecdotario, este tributo al darienita universal.

Lil María Herrera antes de partir a las alturas del Volcán en octubre pasado, me pidió que hablara sobre él, su abuelo. Obviamente la historia parte desde ese aterrizaje profesional en la Alcaldía de Panamá y la aproximación que hace Guillermo Herrera, hijo de José de la Cruz Herrera y Cora Franco Bernal y tio de Lilmarí. Fui invitado a un almuerzo por parte de Guillermo, evento que tenía como objetivo introducirme a la figura de su padre, José de la Cruz Herrera Urriola, tarea que logró.

Conocí de boca de Guillermo a José de la Cruz Herrera Urriola (1876-1962) las facetas de historiador, filósofo, políglota, helenista, bolivariano, ensayista, editorialista y diplomático panameño conocido como “El darienita universal”. Salí de la ignorancia, pues la figura de hombres como él no se enseñan en las aulas. Nace en Garachiné (1880) , en la isla de San Miguel -localizada en el archipiélago de las Perlas - se educa en la ciudad de Panamá en la Escuela Pública de Santa Ana- barrio de negros y arrabaleros. Contaba solo con ocho años cuandoleyó Mi Delirio sobre el Chimborazo de Simón Bolívar, y se lo aprendió de memoria. En 1887 ingresó, para sus estudios secundarios al Colegio Balboa de Panamá. Viaja a Bogotá, se doctora en Filosofía y Letras, trabaja y escribe y se casa con Cora. Desarrolla una carrera diplomática en la Argentina, organiza la Sociedad Bolivariana, enseña Griego y Latín…..en fin una larga lista de contribuciones por divulgar y hacer conocer.

El almuerzo me sirvió para constatar de los estragos materiales de la invasión y los apetitos de los pobres. Las placas de bronce de La Avenida de los Poetas en el Chorrillo- todas- ; las esculturas de Joaquín Roca Rey- El Friso Alegórico a la Justicia- en el Palacio Legislativo, la estatua de Roosevelt en el cruce de San Miguelito y las letras de bronce del busto de José de la Cruz Herrera, en Tocumen, todos habían sido pillados y fundidos en alguna marmita clandestina de la ciudad de Panamá.

Guillermo pedía a la Alcaldía restituir el nombre escrito en bronce de su padre en el monumento que existe en el cruce hacia la carretera del Darién. Cumplí con la intención de Guillermo y logramos con fondos de la Alcaldía volver a poner nombre al busto del Darienita Universal, busto que también fue logrado con un esfuerzo del pueblo del Darién. Supe por Guillermo que el bronce que hace memoria a uno de los hombres ilustres del Darién y de Panamá, fue posible con una colecta de centavos que se hace por iniciativa de los darienitas con memoria.

La memoria y el reconocimiento a los panameños ilustres se hace permanente en bronces en las plazas y calles de la ciudad y en esta ocasión no con centavos sino con letras. Sean éstas mi modesto aporte a difundir sobre la figura y memoria de José de la Cruz Herrera, darienita universal.

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