Yo quiero saber.

Orlando Acosta, Hubert Humphrey Fellow. Octubre 2013.

El tema de transparencia e información es clave en una democracia. En el caso de la conservación patrimonial el asunto de asumir una conducta para su conservación transita por el informar y educar. Nuestra sociedad mueve por uno de los más opacos callejones en la administración pública, especialmente sobre los asuntos patrimoniales. La luminosidad o falta de ella se traslada a lo privado y a las organizaciones híbridas pasando por lo empresarial; léase organizaciones de corte cultural que se mezclan entre lo privado y lo público y de empresas privadas ejecutoras de las obras en los sitios de patrimonio mundial en ciudad de Panamá.

Hace unos días publiqué unas letras dedicadas a la transparencia en la gestión de rescate de cinco iglesias en el casco viejo por un Comité opaco y sin mecanismos para informar de manera pública y desde el escenario institucional.

En otras entregas hablaba sobre la necesidad de que las instituciones-particularmente la del sector cultura y educación- dedicasen tiempo, recursos e iniciativas en contar a los ciudadanos panameños el resultado de las excavaciones en San Felipe y Panamá Viejo, las primeras resultantes de las mejoras de los servicios de agua, energía y telefonía en Casco Viejo; y la segunda resultado de la transformación vial en el recinto de Panamá Viejo. Todas estas intervenciones se hacen con recursos provenientes de la recaudación de impuestos, ingresos del Canal y otras fuentes de las cuales hace mano la administración del Estada. Gravita además que han sido ejecutadas por un mismo contratista. ODEBRECHT PANAMA se ha adjudicado las obras de impacto sobre Panamá Viejo y Casco Viejo, ambos sitios de patrimonio mundial.

Han pasado varias semanas, sino meses de haber inaugurado los proyectos viales en Panamá Viejo y aún no hemos visto un trozo de mayólica panameña, un ladrillo de alguna casa, ni relicario de iglesias. No hemos visto ninguna exhibición, documental que cuente a los panameños sobre los hallazgos bajo pavimentos de la primera ciudad americana en tierra firma. Ni los quinientos años del avistamiento del mar del sur, ni la celebración de la sede de la primera diócesis americana en tierra firme, ni por el congreso iberoamericano ni el del idioma español ha sido suficiente para impulsar la acción de compartir información sobre ciudad de Panamá, la inversión pública y la construcción de identidad.

Con relación a la administración de ambos sitios, participan en ellos, el primero una organización híbrida bajo la figura de un patronato con participación de la sociedad civil, empresas privadas y el INAC; el segundo, a una organización de corte oficial para apoyar técnicamente al INAC. No hemos podido saber por el Patronato de Panamá Viejo ni por la Oficina del Casco Viejo (OCA) qué ha pasado o qué está pasando en esos lugares. Sobre la cinta costera y el desarrollo de la fase III simplemente me cansé de mis solicitudes públicas de información, data que no me pertenece, les pertenece a todos. Tengo la esperanza que lo que justificó la inversión y el desarrollo de secretos planes de manejo y otras yerbas finalmente tengan vida propia y se exhiban al sol sin miedo a los ojos y mentes pensantes. Creo que ambas organizaciones les falta una oficina de información y relaciones públicas. En el caso de ODEBRECHT PANAMA esta acción podría caer bajo algún programa de responsabilidad social empresarial. Recomiendo a ODEBRECHET que impulse la información y considere ampliar sobre qué ha pasado sobre los sitios de patrimonio mundial y panameños bajo el alcance de un programa de RSE de moda. Considere esta asesoría pública y de carácter gratuito, acción que redundaría en beneficio directo a la imagen empresarial y movilizaría –tal vez- acciones a la mediocre y paralizada institucionalidad pública.

Algunos amigos me critican sobre esta necesidad de información, crítica que aún no termino de entender, pero aun así insisto en ello hasta cansarme y que logremos como una sociedad democrática a hablar de patrimonio de manera responsable y desde un micrófono oficial; y si lo oficial es incapaz de hacerlo, dele un paso a una posible iniciativa por parte de la empresa privada. Bastante millones de dólares tiene de su lado por ejecución de obras públicas en Panamá. Algo podría devolver, no creen?

Insisto que la apreciación sobre los valores patrimoniales transita por la educación y la información, responsabilidad que recae sobre las instituciones responsables de la administración del patrimonio cultural y las empresas privadas que las intervienen.

Hablemos entre los panameños sobre patrimonio de forma clara y transparente. Los valores patrimoniales reconocidos bajo los ordenamientos jurídicos nacionales y reforzados por declaratorias multilaterales como Naciones Unidas y UNESCO es un compromiso que tienen las instituciones y las empresas con los ciudadanos. Yo quiero saber más sobre el patrimonio nación y mundial, y tú?

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