El grito mudo del patrimonio cultural panameño.
Silencio.
Orlando Acosta, abril
2013.
Medios de prensa
reportan un avance del 55% de la fase III de la cinta costera, proyecto con una
inversión de 782 millones de balboa y con un impacto no mitigable al paisaje
marino de la ciudad de Panamá. El
proyecto ha generado 3,000 empleos directos.
El proyecto-definitivamente- tiene cifras y no voces. La condición de
Patrimonio de la Humanidad y su gran potencial turístico no ha sido suficiente
para elevar la voz del conjunto monumental para informar a Panamá y al mundo
sobre su presente, pasado y futuro.
Bajo el alcance de
la inversión de mejoramiento vial de la ciudad capital, la vía cincuentenario fue
sacada del recinto arqueológico de Panama Viejo. En este caso -como el anterior- ni el Patronato de Panamá Viejo ni el MOP ni
el INAC han sido capaces de contar a la ciudadanía sobre los hallazgos arqueológicos
encontrados en los trabajos realizados. Por
ahora no seremos receptores en conocer los secretos guardados por siglos sobre
la cotidianidad de la vida del Panama colonial- primera ciudad- en las playas
del Mar del Sur. Esta informacion parece
transitar en contravía bajo la agenda de la Comisión del Quinto Centenario del
descubrimiento. El marco de la celebración hubiera sido la excusa perfecto para
lanzar una acometida informativa de carácter cultural que gritara a voces lo
extraordinario del evento desde la perspectiva del primer asentamiento humano a
orillas del Pacífico.
Recientemente la
crisis del transporte urbano perturbó el
espacio contiguo al monumento histórico del edificio de la antigua estación del
ferrocarril en la Cinco de Mayo con un parapeto de parada temporal para –albergar
de sol y agua- los cansados viajeros urbanos. Nadie ha salido al paso en
defensa o en explicaciones que justifiquen la intervención sobre los predios de
la antigua Estación. El edificio se
transformó en espacio de conflicto
funcional que riñe con su condición patrimonial, y nadie ha dicho nada.
De manera
paradójica Panamá y el mundo celebran los 500 años de avistamiento del Mar del
Sur y el conjunto de los tres elementos que la Nación panameña asociados a su
condición de transito y que guarda bajo su custodia y administración del INAC
le han sido impuestos la mas efectivas mordazas para lograr que no cuenten a la
comunidad nacional y al mundo sobre el presente, pasado y futuro de su
condición. El proyecto tiene cifras pero no voces. Habla de la inversión económica y de los
empleos generados pero no tiene palabras para decir a la comunidad local e
internacional el por qué estos sitios son importantes.
La empresa ODEBRECH
siquiera bajo el alcance de algún programa de
responsabilidad social empresarial ha sido capaz de hacer hablar a la
Institucionalidad y articular bajo el alcance de un programa publico información
sobre los hallazgos culturales que han arrojado estos proyectos. En este caso el maridaje entre empresa privada
y empresa pública no ha funcionado. El paradigma de responsabilidad social empresarial
no ha sido validado en la experiencia panameña.
Como si fuese problemas de platas, los miles de
millones de balboas contratados parecen no haber considerado recursos para
cubrir una buena exhibición con recursos museográficos adecuados y disponibles
que hubiese logrado captar la atención de la población y explicar los modos de
vida y la cotidianidad del habitante urbano del Panamá colonial. . El proyecto se ha impuesto- sin posibilidad
de rebasar-una restricción que ha enmudecido la realidad de una perspectiva histórica,
supeditada al lente conflictivo del transporte urbano. Creo que se ha perdido una oportunidad. ODEBRECH dejó pasar el minuto de oro.
Los proyectos cinta
costera , el reordenamiento vial en Panamá Viejo y la intervención-dizque
temporal- al edificio de antigua Estación del Ferrocarril tienen de común
denominado el tema de vialidad y transporte urbano. El tema de transporte y
vialidad ha sido uno de los problemas más desafiantes que ha enfrentado la
administración publica en los últimos años y al cual no se niega la importancia
y pertinencia y los cuales han afectado en diversa intensidad los elementos del
patrimonio cultural panameño.
Desafiar resolver el
problema del transporte urbano y movilidad en la ciudad contiene un alto
componente político que expone en la primera línea de fuego de opinión pública
a los personeros de gobierno, particularmente al sector Cultura que no ha
tenido capacidad de articular un discurso pertinente, responsable, oportuno y científico
de la intervención.