Carnaval de Panamá: distorsión y corrupción.



No puedo resistir comentar sobre el  carnaval panameño, el carnaval de la City, el carnaval del Descubrimiento. Este año el lema del carnaval de la ciudad de Panamá se colocó en el contexto del descubrimiento del Mar del Sur y fue bautizado por la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) como el Carnaval del Descubrimiento,  tomando como logo una carabela. Más adelante encontré el otro nombre de la City para el carnaval.

En Panamá como en la mayoría de los países americanos se habla el español como el legado cultural-probablemente más importante- como resultado del avistamiento del Mar del Sur. La más grande contradicción es llamar a una fiesta de arraigo cultural y popular bajo  nombres en otro idioma.  El carnaval del descubrimiento y  el carnaval de la city resultó en una contradicción cultural.            

Los que manipularon el carnaval en la Autoridad de Turismo de Panamá viven otra realidad cultural a la de muchos panameños. No es de sorprender que las campañas internacionales promuevan el turismo nacional como The Way (http://www.youtube.com/watch?v=9TjM2h1rukE). ¿Por qué extrañarse entonces del arnaval de la city o que el Jumbo Man remplazase a Momo en una procaz coronación en los culecos de la Cinta Costera en el año 2011?

El carnaval de la ciudad de Panamá se promueve bajo una grave distorsión cultural nombrando bajo lemas en otro idioma y promoviendo Panamá como destinos llenos de gente rubia y blanca. Panamá es culturalmente de origen hispano, es negro, es mestizo y se habla español. Las campañas turísticas y el carnaval de Panamá han sido falseados y propones profundas contradicciones.

El escándalo que escaló la seudo contratación de Don Omar y la irrupción de Winsi y Yandel el martes del Carnaval es el otro comentario de esta entrega. El carnaval de la city deja un tufo de corrupción y falta de transparencia. El carnaval de la city ha sido bajo el patrocinio de la institucionalidad oficial,  una farsa ilegal y corrupta. Entre medio de la fiesta se perdieron ciento treinta mil rúcanos.- igual que los chivitos que la chiva parió en el monte.

Nunca sabremos dónde quedó el billullo del Carnaval.  Todos preguntamos y nadie responde.  No es necesario citar las aclaraciones de Don Omar, las evasivas de Showpro y de quien representa la institucionalidad de la ATP.

La legalidad desapareció como los resbalosos de las calles de Panamá con la llegada a última hora de Winsi y Yandel;  quienes no cumplieron ninguno de los requisitos administrativos que regula la contratación de artistas extranjeros. El Carnaval de la City fue otro acto de corrupción y falta de transparencia orquestada por los representantes de la institucional pública.

El carnaval de la ciudad de Panamá necesita ser rescatado de las manos de los representantes de la institucionalidad oficial de turismo y quedar entregada a la empresa privada y los grupos y organizaciones privadas. El gobierno ha demostrado ser un gestor ineficiente y opaco en la organización, promoción y ejecución de los carnavales citadinos. El carnaval citadino se transformó en el circo para el pueblo -como un gran corral de vacas- donde las gentes fueron soltadas en un recinto costero para “pastar” sin ninguna oferta cultural. El carnaval se   transformó en tarimas arengadoras de las masas ensordecidas y aturdidas por el guaro- saltando y menándose en procaces actitud ante turistas atónitos que no entienden nada. El carnaval bajo el esquema que lo gestó y la administró fue un fracaso.

Ahora las comparaciones odiosas: ¿Por qué no analizar los esquemas organizativos de la cercana Barranquilla- quien con sus famosos carnavales han logrado el reconocimiento de patrimonio intangible? El carnaval de Barranquilla no es de la City pero sí de la Guacherna y del Magdalena. El Carnaval de Barranquilla convocó a la ciudad para la gran celebración del Bicentenario del carnaval de Barranquilla. Los barranquilleros afirmaron “Celebramos en los barrios, en las calles, en los desfiles, con los artistas, con los protagonistas de nuestro Patrimonio”.

El rescate de la Guacherna fue uno de los aspectos más destacados. Barranquilla logró un desfile limpio, sin baches, sin tráiler y sin música estruendosa y foránea. El carnaval del Bicentenario ( no el de la City) se vivió en los cinco distritos entre 25 celebraciones durante los cuatro días liderados por las reinas populares de los barrios Abajo, Montecristo, Ciudadela 20 de Julio, Delicias, San Salvador, Chiquinquirá, El Carmen, Santo Domingo, San José, Olaya, Lucero, Boston y San Roque donde contaron con eventos propios con gran asistencia de público local y extranjero. Barranquilla se reafirmó en su identidad territorial y cultural.

El carnaval de Barranquilla fue de la Marimonda y no del Jumbo Man, se tomó las calles y no encerró a la gente. Descentralizó la fiesta y dio espacio a la iniciativa privada. Barranquilla promovió el carnaval como un producto que da beneficios económicos. El carnaval de Barranquilla tiene un programa de becas y de formación universitaria para gestores culturales y empresariales que son motores en la organización y celebración del carnaval.

Devolver el carnaval de la ciudad de Panamá a la gente, a las organizaciones privadas y a las calles garantizará  vitalidad, transparencia, autenticidad para  transformares en una verdadera referencia cultural y real producto de exportación.

 

  


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