¿isla de las flores?

Orlando Acosta. Enero 2013.

La visita  a la isla de Taboga resultó otra una mezcla entre fiasco turístico y una vergüenza nacional. El destino turístico promocionado como la isla de las flores en el golfo de Panamá se ha transformado en una triste vergüenza nacional.  La otrora Isla de las Flores está transformada en un gran basurero ante la incapacidad de autoridades, pasividad de los empresarios, ignorancia y desidia de sus habitantes.

Taboga nos lleva desde los orígenes de la cultura material de los pueblos precolombino por el uso de las conchas spondilus encontradas en collares y representaciones  en los enterramientos ancestrales de nuestros primeros habitates, pasando por la riqueza en perlas del archipiélago que forma parte de él y cuyo nombre lo toma de ese recursos hoy agotado, hasta las historias de la conquista del Perú y  del zarpe de Francisco Pizarro  hasta la referencia de vida del pintor Gauguin del siglo XX. 

Nada de la riqueza cultural-sin explotar ni interpretar en la isla de Taboga- le hace mérito: la Isla y el pueblo de Taboga se ahoga en la inmundicia de toneladas de basura que le pega como una bofetada a los asombrados e incautos visitantes de la Isla.

La ardua tarea de promoción turística y los millonarios recursos en campañas de atracción de turistas a Panamá contrasta con el triste y deprimente espectáculo que Taboga ofrece a los visitantes nacionales y extranjeros.  La basura se desborda en todas las calles y veredas de la Isla enredándose entre los dedos y las manos de los bañistas que se atreven a aventurarse a sus aguas contaminadas.  La playa del Morro sirve de atracadero de botes y yates  y una película de aceite y/o combustible amenaza la piel de los bañistas y las plumas de la avifauna de la Isla.

Taboga se encuentra bajo la amenaza de la desidia de la ignorancia y la especulación de tierras.  El solar   que ahora ocupa el sitio del antiguo Hotel Taboga con  sus centenarios tamarindos es hoy un monte que amenaza a los visitantes y lugareños.  Sé que dentro del polígono del antiguo Hotel se propone una torre de más de quince pisos de altura que rematará con un mortal golpe el carácter y arquitectura tradicional de la isla. La isla de Taboga parece no escapar de las discusiones sobre densidades, usos, alturas y negocio inmobiliario.

En Taboga no hay autoridad local que atienda el problema de la basura.   En Taboga no hay institucionalidad que promueva programas de educación ambiental que proponga una gestión integral de los desechos. En Taboga no hay educación ni información sobre su pesado, interesante y fascinante historia cultural.  En Taboga no hay protección de los edificios ni el carácter de la arquitectura.  En Taboga no hay interpretación ambiental para apreciar los valores de sitios de conservación de avifauna del Pacífico.

De la visita a Taboga no queda nada.  ¿Dónde están las flores?  Traes sólo la triste imagen  a la ciudad de  una isla  abandonada, sucia, olvidada y tomada por los piratas de tierras del siglo XXI.

 

 

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