Desde Cucunatí hasta Mérida: itinerario de un quinto centenario


Caserio de Cucunatí.
Tomado de http://www.tripmondo.com/panama/provincia-del-darien/cucunati/picture-gallery-of-cucunati/
 Cucunatí es un poblado a cuarenta cinco minutos de Santa Fé en el Darién y es una de las referencias que documenta el trillo que -supuestamente- caminó Vasco Núñez para avistar el océano Pacífico hace quinientos años. Para Elsy Quintero, maestra del mismo pueblo, el Cerro Pechito Parao forma parte de los hitos y referencia que determina el posible sendero de la ruta de Balboa. La ruta del Darién se inventa como una alternativa para el desarrollo turístico en la provincia.


En Panamá los quinientos años toman expresión en varias manifestaciones que catapulta la memoria de un hombre nacido en Jerez de los Caballeros, provincia de Badaoz, España, quien anuncia la existencia de un océano que siempre estuvo allí. El hombre que se lanza a la aventura-al filo- de los límites del entonces mundo conocido es a quien se le reconoce al frente de la organización de las primeras expresiones coloniales en América continental.

En una entrega anterior puse en perspectiva el mayor impacto que ha tenido para la sociedad panameña el avistamiento del Mar del Sur y el cómo este evento se transforma en la motivación permanente de hacer de Panamá el territorio donde el ingenio humano se empeña en desarrollar una propuesta tecnológica de agua para el paso de personas y mercancías: el Canal de Panamá. Coloco allí la importancia real de la conmemoración de este hito histórico que no solo repercute a nivel de la economía mundial, sino en una de las acometidas tecnológicas más importantes del mundo contemporáneo.

El hecho de dar a conocer el Pacífico genera una de las más importantes rutas de la era moderna: un cruce de caminos andado por millones de personas y cuyas aguas fluviales y marítimas- tejidas en un puente de tierra y aguas- ha posicionado a Panamá en el lugar en el que es reconocido en el mundo. No se hace necesario inventar otras, sino reconocer la que es. Este argumento y otros más que justifican el por qué Portobelo, San Lorenzo, Panama Viejo y el Casco Viejo son Patrimonio de la Humanidad y las razones para su manejo y conservación.

Volviendo al tema de la fiesta de los cinco siglos del inicio de la ruta por Panamá y al menú de la celebración local, hemos tenido la oportunidad de saborear varios platos que se han servido y otros por aderezar al banquete conmemorativo. De entrada el remozamiento del monumento con luces de colores en el Boulevard que ya no lleva su nombre. Desde allí degustamos la participación del primado de América y arzobispo de Santo Domingo, cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien es invitado por la Iglesia Católica para presidir la 42 Cita Eucarística de Panamá como parte de los festejos de la primera diócesis en tierra firme.

Durante la celebración el prelado cardenal López Rodríguez, afirmó que "América Latina es una región con una riqueza cultural que permite el acercamiento de los pueblos, no sin dejar a un lado los sufrimientos por los que ha pasado", apreciación sobre la cual coincidimos. El aspecto religioso impuesto a sangre y fuego durante la conquista y evangelización del continente ha sido un camino escarpado como lo fueron los pasos y la historia andada desde los trillos de Cerro Pechito Parao, hasta la devoción mariana de Santa María la Antigua.
El plato fuerte de la celebración toma un sabor inesperado cuando se quema en el horno la denominación de Patrimonio de la Humanidad de San Lorenzo y Portobelo-patrimonio asociado a nuestra historia de rutas y caminos- que aguarda a transformarse en un montón de piedras arruinadas bajo la mirada devota e indolente de la sociedad a la que pertenecemos.

El postre del banquete lo ofrece la noticia que anuncia la restauración de la pila bautismal de Vasco Núñez de Balboa, proyecto que será inaugurado en España por la primera dama de la República. La piedra sacramental se quedará en la ciudad de Mérida y un fake recorrerá los países de Centroamérica para mostrar al resto de los vecinos del istmo, el tumbao de la fiesta de los quinientos.

El empacho de la inversión millonaria producida por los megaproyectos de transporte no hace el pase al sector cultura, para que desde la profundidad del sentido de la celebración se recupere las rutas perdidas. Estamos obnubilados por los boatos religiosos y adormecidos por la profundidad del Ave María Gratia Plena y de los sagrados sacramentos católicos, para distraernos en uno de los aspectos de importancia y significancia que motiva la conmemoración.

Hoy el mismo Panamá que reza y se persigna es el que en la expresión del más pobre reconocimiento, avala la construcción sobre las costas del mar las cintas costeras en todas sus fases, la destrucción de sus manglares y recursos marinos. Merece una nota especial la titulación de tierras, islas y costas bajo oscuros argumento. ¡Triste reconocimiento!

Nos ahogamos en la contradicción y harán falta otros quinientos años más para reconocer los valores esenciales y quitarnos las vendas de la ignorancia para elevarnos por encima de atavismos y la corrupción para reconocer el legado cultural de carácter ancestral que tienen las aguas del Pacifico, para entonces será demasiado tarde.

Entradas populares de este blog

Al notable panameño conocido como El Darienita Universal, José de la Cruz Herrera.

De los proyectos urbanos, la cinta costera y de la verdolaga en nuestras playas.