URBICIDIO COSTERO

http://www.prensa.com/impreso/opinion/urbicidio-costero-orlando-acosta-patino/107995

Orlando Acosta Patiño. 28 de junio de 2012

Fuente: La Prensa, 2012
Hace algunos años escribimos sobre la acción premeditada que se refería al asesinato de las ciudades. El urbicidio refirió a la destrucción del puente de Mostar en la ciudad del mismo nombre en Bosnia y Herzegovina en la antigua Yugoslavia. El simbólico puente otomano del siglo XVI, declarado como patrimonio de la humanidad fue dinamitado en el marco de la guerra de los Balcanes en los noventa. El neologismo se refiere al concepto que se genera cuando fueron destruidas durante la segunda guerra mundial ciudades como Varsovia, Berlín, Tokio, Hiroshima y Nagasaki. Urbicidio, entonces se refiere a un concepto tiene que ver con al asesinato litúrgico que viven las urbes, cuando se producen agresiones realizadas con premeditación, orden y forma explícita. En el caso de la cita que traigo, se trató de una estrategia militar con objetivos culturales y políticos para acabar con la identidad, los símbolos y la memoria colectiva concentrada en las ciudades (Fernando Carrión, 2012). El caso de esta entrega, varío la interpretación para hacerla más amplia en un contexto del territorio, asignación de fondos públicos, obras de infraestructura, institucionalidad, aparente conflicto de interés y falta de transparencia.

 
Fuente: La Prensa,2012



El término de urbicidio vuelve a ser referencia cuando no somos capaces de hacer un alto y reflexionar sobre las mejores decisiones que hacemos sobre obras en la ciudad de Panamá y su entorno marino y la afectación de los valores culturales y recursos marinos-costeros. Hago una interpretación del término urbicidio para colocarlo en el contexto de las recientes obras de escala urbana hechas con fondos públicos en el contexto de una institucionalidad debilitada que comienzan a modificar el litoral marino, los imaginarios colectivos, los recursos culturales y costeros de Panamá.

Urbicidio entonces, en el caso de Panamá es un escenario donde en ausencia de discusión transparente y bajo el aparente conflicto de intereses impacta aspectos de la institucionalidad, conservación patrimonial y natural mediante inversiones públicas justificadas en obras de vialidad y desarrollo, la cuales modifican el territorio, la percepción social cultural, transformándose todos estos elementos en escenario del conflicto. La forma que toma el conflicto nos hace pensar en un objetivo oculto que no es revelado en el escenario público; adicionalmente no se coloca en el plano del interés social la discusión del valor natural y cultural del litoral marino panameño y el conjunto de intervenciones que se vienen realizando.

Estamos siendo testigos de una serie de rellenos a la bahía, construcción de islas artificiales, cintas costeras con fondos públicos; además la reciente desprotección del manglar para la posterior urbanización del espacio que ocupan, en el contexto de una institucionalidad debilitada, sin que todas estas acciones parezcan tener un propósito de beneficio social.

La construcción de la cinta costera fase III se encargará de cambiar la imagen de la ciudad marina de Panamá, al rodear mediante un viaducto la península que ocupa la ciudad vieja, para modificar de manera radical y permanente el paisaje y entorno marino, valor que la distingue. Incluirá una serie de rellenos en el entorno inmediato y cercano cambiando la forma y la percepción del paisaje. Estas obras justificadas bajo argumentos funcionales viales, turísticos y recreativos los cuales en ausencia de una amplia discusión y consulta, parecieran enfocadas a satisfacer intereses económicos para lucrar con espacios “creados” mediante la especulación inmobiliaria. Los rellenos de Chorrillo y Amador, así como el área de los manglares de la bahía crearán un frente de mar; oportunidad y espacios deseados y de alto valor económico en la ciudad de Panamá. El resultado finalmente de la acción gubernamental es incoherente y apunta a la modificación de referentes urbanos y naturales que tienen antecedentes centenarios de producción cultural en el caso de las ciudades, y procesos muchos más complejos en el de los ecosistemas naturales de manglares.

La acción de modificación de los referentes culturales e imaginarios urbanos es sistemática y tal vez fundamentada en intereses económicos que no atiende a una estrategia cultural ni turística -que si así fuera- estaríamos dando un mérito a la administración gubernamental que no lo tiene. Si las intervenciones se hacen para potenciar la actividad turística y reforzar los imaginarios culturales de los panameños, el descuido en los conjuntos de Portobelo y San Lorenzo son acciones contradictorias.

El resultado finalmente de la acción gubernamental es incoherente y apunta a la modificación de referentes urbanos y naturales que tienen antecedentes centenarios de producción cultural en el caso de las ciudades, y procesos muchos más complejos en el de los ecosistemas naturales de manglares.

Los temas expuestos no pueden verse fuera del contexto institucional y el desinterés en discutir, consensuar, consultar y finalmente producir y desarrollar una Ley de Cultura, así como ignorar y debilitar la Ley Ambiental. Bajo la ausencia de una discusión transparente para ventilar estos temas, junto a acciones que debilitan lo institucional para dar ventajas al mercado para favorecer la especulación y el lucro privado, justificando la acción en desarrollo y funcionalidad urbana con el resultado final de destrucción de los recursos naturales y culturales en perjuicio del colectivo social.

Parafraseando a Carrión, añadiría que el urbicidio hace referencia a las prácticas de gobiernos destinadas a la producción del olvido, a la destrucción de la memoria, la producción de pobreza material, cultural, social y económica. http://www.prensa.com/impreso/opinion/urbicidio-costero-orlando-acosta-patino/107995

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