Los buses de tus vecinos no son los mejores
ORLANDO ACOSTA PATIÑO
xolikhan@yahoo.com
2012-03-26 — 12:00:00 AM — Medios impresos de la vecina Bogotá reportan el desempeño del sistema urbano del Transmilenio como un doble fracaso: ‘para los pobres resultó demasiado costoso; para los más pudientes, poco atractivo. Sus pasajeros son principalmente de clase media’. Un número sustantivo de los personas optó a moverse a pie, otro en bicicleta, otro número importante sigue utilizando el transporte particular, además de incrementarse las motos.
La falla del sistema en la capital santaferense lo ubican en varios razones: 1) costosas tarifas (según la fuente, de las más altas en la región). 2) pésimo servicio, relacionado con la baja frecuencias en las rutas, alto hacinamiento; y 3) desigual distribución de los ingresos del sistema a las arcas del sistema público. Estas fallas las ubican en la estructura de los contratos de concesiones, que fueron entregadas a un puñado de empresas privadas. (Aurelio Suárez Montoya, El Espectador, Bogotá, marzo 9, 2010).
El Transmilenio funciona en la ciudad de Bogotá desde el año 2004 y desde entonces el Senado colombiano denunció que la propiedad del sistema se concentra en nueve propietarios y se marginó a participar en el negocio del transporte a los pequeños transportistas.
Cualquier similitud con el sistema Metrobús de Panamá es coincidencia.
La alternativa de los ciudadanos de Bogotá son las caminatas, las bicicletas y las motos, que, a diferencia entre Panamá y Bogotá, es que allá al menos hay aceras para caminar y ciclovías para circular en bicicleta. En Panamá, las aceras son equipamientos urbanos vistos en textos de urbanismo de otras ciudades y no precisamente en la vía España, Transístmica o Calidonia.
Las aceras en nuestra ciudad son trampas de muerte, sitio para transformadores eléctricos, lugar para postes de energía, sitio privado de estacionamientos para privilegiados, en fin para cualquier otro uso, menos para caminar. Para otros que quieran andar en bicicleta o en moto, les admiro y rezo por ellos, porque lo hacen bajo su propio riesgo. Panamá es una ciudad hostil para el peatón y una selva de automóviles para los ciclistas o motonautas.
Volviendo a la vecina Santa Fe de Bogotá y el Transmilenio, las protestas callejeras no han cesado y la responsabilidad de las manifestaciones es achacada a agitadores sociales. En todos lados lo opositores al gobierno son los responsables de los disturbios. Así parece que los pasajeros del sistema pirata de transporte en los operativos en el Corredor Sur y próximamente en el sector Oeste de La Chorrera y Arraiján son opositores de gobierno.
No hay que olvidar que todos son obreros, estudiantes, amas de casa, vendedores, peatones y verdaderos tributadores del sistema fiscal que caminan en los verdaderos zapatos del pueblo y no agitadores sociales. Los hacinados y humillados del transporte urbano metropolitano, ahora se transforman en trasgresores de las normas y presos del alto costo de la vida.
Los pasajeros del Metrobús de Panamá se baten entre la ilegalidad y las necesidades de moverse para poner a generar la economía del país, que ahora alcanza índice de inversión. Los usuarios del transporte del Metrobús tienen muchas cosas que decir, finalmente son el objeto del servicio que debe ser subsidiado y no un objeto para el lucro empresarial.
Los colombianos han identificado negociar los contratos leoninos entre el Estado y los operadores para abaratar los pasajes y reducir el hacinamiento, aunque dicen los colombianos que si estos aspectos se resuelven, aún persistirá el tema de la poca frecuencia y cobertura en el Distrito Capital y eso que el Transmilenio de Bogotá funciona con paradas adecuadas, carriles exclusivos y todas la bondades cacareadas y aún por verse en Panamá.
El tema del Metrobús de Panamá parece emular el destino del conflicto social que azota la capital de Colombia. El Transmilenio de Bogotá pareció colapsar por las razones antes expuesta. ¿Qué futuro le ves al Metrobús panameño? Los buses de tu vecino no son los mejores y solo me queda decir que si ves el Transmilenio de Bogotá arder, pon a remojar al Metrobús de Panamá
.http://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2012/03/26/los-buses-de-tus-vecinos-no-son-los-mejores.asphttp://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2012/03/26/los-buses-de-tus-vecinos-no-son-los-mejores.asphttp://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2012/03/26/los-buses-de-tus-vecinos-no-son-los-mejores.asp
ORLANDO ACOSTA PATIÑO
xolikhan@yahoo.com
2012-03-26 — 12:00:00 AM — Medios impresos de la vecina Bogotá reportan el desempeño del sistema urbano del Transmilenio como un doble fracaso: ‘para los pobres resultó demasiado costoso; para los más pudientes, poco atractivo. Sus pasajeros son principalmente de clase media’. Un número sustantivo de los personas optó a moverse a pie, otro en bicicleta, otro número importante sigue utilizando el transporte particular, además de incrementarse las motos.
La falla del sistema en la capital santaferense lo ubican en varios razones: 1) costosas tarifas (según la fuente, de las más altas en la región). 2) pésimo servicio, relacionado con la baja frecuencias en las rutas, alto hacinamiento; y 3) desigual distribución de los ingresos del sistema a las arcas del sistema público. Estas fallas las ubican en la estructura de los contratos de concesiones, que fueron entregadas a un puñado de empresas privadas. (Aurelio Suárez Montoya, El Espectador, Bogotá, marzo 9, 2010).
El Transmilenio funciona en la ciudad de Bogotá desde el año 2004 y desde entonces el Senado colombiano denunció que la propiedad del sistema se concentra en nueve propietarios y se marginó a participar en el negocio del transporte a los pequeños transportistas.
Cualquier similitud con el sistema Metrobús de Panamá es coincidencia.
La alternativa de los ciudadanos de Bogotá son las caminatas, las bicicletas y las motos, que, a diferencia entre Panamá y Bogotá, es que allá al menos hay aceras para caminar y ciclovías para circular en bicicleta. En Panamá, las aceras son equipamientos urbanos vistos en textos de urbanismo de otras ciudades y no precisamente en la vía España, Transístmica o Calidonia.
Las aceras en nuestra ciudad son trampas de muerte, sitio para transformadores eléctricos, lugar para postes de energía, sitio privado de estacionamientos para privilegiados, en fin para cualquier otro uso, menos para caminar. Para otros que quieran andar en bicicleta o en moto, les admiro y rezo por ellos, porque lo hacen bajo su propio riesgo. Panamá es una ciudad hostil para el peatón y una selva de automóviles para los ciclistas o motonautas.
Volviendo a la vecina Santa Fe de Bogotá y el Transmilenio, las protestas callejeras no han cesado y la responsabilidad de las manifestaciones es achacada a agitadores sociales. En todos lados lo opositores al gobierno son los responsables de los disturbios. Así parece que los pasajeros del sistema pirata de transporte en los operativos en el Corredor Sur y próximamente en el sector Oeste de La Chorrera y Arraiján son opositores de gobierno.
No hay que olvidar que todos son obreros, estudiantes, amas de casa, vendedores, peatones y verdaderos tributadores del sistema fiscal que caminan en los verdaderos zapatos del pueblo y no agitadores sociales. Los hacinados y humillados del transporte urbano metropolitano, ahora se transforman en trasgresores de las normas y presos del alto costo de la vida.
Los pasajeros del Metrobús de Panamá se baten entre la ilegalidad y las necesidades de moverse para poner a generar la economía del país, que ahora alcanza índice de inversión. Los usuarios del transporte del Metrobús tienen muchas cosas que decir, finalmente son el objeto del servicio que debe ser subsidiado y no un objeto para el lucro empresarial.
Los colombianos han identificado negociar los contratos leoninos entre el Estado y los operadores para abaratar los pasajes y reducir el hacinamiento, aunque dicen los colombianos que si estos aspectos se resuelven, aún persistirá el tema de la poca frecuencia y cobertura en el Distrito Capital y eso que el Transmilenio de Bogotá funciona con paradas adecuadas, carriles exclusivos y todas la bondades cacareadas y aún por verse en Panamá.
El tema del Metrobús de Panamá parece emular el destino del conflicto social que azota la capital de Colombia. El Transmilenio de Bogotá pareció colapsar por las razones antes expuesta. ¿Qué futuro le ves al Metrobús panameño? Los buses de tu vecino no son los mejores y solo me queda decir que si ves el Transmilenio de Bogotá arder, pon a remojar al Metrobús de Panamá
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