LA PEREGRINA también es panameña.

El legendario objeto, evaluado con un precio estimado de salida de entre 1,4 millones y 2,2 millones de euros, ha sido calificada por algunos como a mejor perla natural que hay en el mundo.

La perla fue pescada en Panamá, en el Archipiélago de Las Perlas. Atesorada por Pedrarias es llevada a España por Isabel de Bobadilla para negociar el poder político de su marido en Tierra Firme. Isabel fue sobrina de doña Beatriz Fernández de Bobadilla, marquesa de Moya y Peñalosa, protectora de Cristóbal Colón, camarera y gran amiga de Isabel la Católica, mujer influyente como ninguna, a tal extremo que en aquellos tiempos corría de boca en boca un refrán que decía: «Después de la reina de Castilla, la Bobadilla».

Desde España del siglo XVII, comienza el periplo de la famosa joya. Es lucida por la realeza europea, inmortalizada en el lienzo de grandes artistas, pillada por Napoleón y finalmente entregada al cuello de Elizabeth Taylor por su marido Richard Burton.

El Archipiélago de las Perlas para 1615, era la meta preferida de la armada del Caribe y de Castilla del Oro. El hermano de Chame, informante de Balboa cuenta de los grandes bancos ostiales por allá por los dominios de Terarequí.

La crónica hispana narró de la abundancia de perlas que existió en las islas del recién conocido Mar del Sur. El nombre que denota al conjunto de islas del golfo de Panamá viene justamente de la riqueza en perlas. Para ese entonces, la explotación de las granjerías de las perlas en el archipiélago fue una industria provechosa para los mercaderes sevillanos quienes ostentaron en gran medida el control sobre esta actividad.

Las perlas se pescaban en canoas durante ocho meses al año, pues el resto del tiempo, por malas condiciones del viento y la mar, era casi imposible extraer los ostiones de su fondo.

Al inicio eran indígenas los que se encargaban de bucear y arrancar del fondo marino el preciado tesoro. Documentan los cronistas que quince años después de fundada Panamá se registraba la ausencia de un tercio de los indios de las islas de la perla. En el año de 1542 fue prohibido mediante las leyes nuevas, la obligatoriedad de la pesca de pelas a través de mano de obra indígena, y es cuando se intensifica la trata de esclavos negros para sustituir a los nativos en la lucrativa actividad perlera.
Cuenta Agustín de Haro contador -de perlas- de la corona en 1587:

“(…) de la Pacheca y la Pachequilla, Taboga y Taboguilla, Chapera y Mogo-Mogo e Isla de Paja, 1000 negros podrían sacar 4,000 ostiones diariamente, todos con perlas de gran valor”. “(…) Eran como avellanas, otras como nuez moscada y una hubo de veintiséis quilates y otra de treinta y uno, de forma cermeña, muy oriental y perfectísima, que compró Pedro del Puerto, mercader, a Gaspar de Morales en 1,200 castellanos, el cual no pudo dormir la noche que la tuvo, de pensamiento y pesar por haber dad tanto dinero por una piedra; y así la vendió a Pedrarias de Dávila para su mujer Isabel de Bobadilla…”.

Panamá y sus orígenes urbanos. Maria del Carmen Mena García, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla.1992

“La Peregrina” emerge de las aguas del archipiélago de Las Perlas y navega al viejo mundo, permaneciendo entre portugueses y españoles cerca de 300 años hasta el expolio de Napoleón, cuando de mano en mano, y haciendo honor a su nombre, queda colgada –inmortal- no solo del lienzo de Tiziano, sino del cuello de la bella Elizabeth Taylor – ángel del SIDA- quien recibe de Richard Burton el legendario obsequio. La famosa joya será subastada próximamente en enero de 2012 por la casa Christie´s en la ciudad de Nueva York

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