De Alcaldes y Navidades en el trópico.


Estoy leyendo en las páginas de los diarios de este país la preocupante propuesta de desarrollo y recreación por parte del jefe del Municipio más rico y populoso de la República de Panamá en el marco de las celebraciones de navidad 2009.

El Sr. Bosco Vallarino no ha encontrado entre las más pobres de las propuestas para esta ciudad la celebración de una villa navideña que cantará a coro Noche de Paz con el objetivo de romper el record Guiness.

Bajo la sombra de un gigantesco árbol navideño la multitud agolpada en la Cinta Costera acudirá al llamado del Alcalde para alcanzar con acordes de esperanza el término de la violencia, el hambre y desempleo en la comuna capital. No es suficiente para nosotros los ciudadanos de esta capital la descabellada propuesta, sino además ver desfilar gigantescas figuras infladas, las cuales probablemente quedarán atrapadas entre las torres de los edificios, árboles y tendidos eléctricos del paseo marino y ojala en la memoria electoral del colectivo panameño.

Tal vez es su desmedido apetito ver su redonda figura flotar, no solo en la parada de navidad al estilo Macy´s de New York, sino permanecer en la memoria de los panameños, como lo hicieron los Puertorriqueños con la de la Alcaldesa de San Juan de Puerto Rico, Doña Felisa Rincón de Gautier, cuando el seis de enero de 1952 hizo traer hielo por avión desde los Estados Unidos.

La Sra. Rincón de Gautier hizo exhibir el cargamento de nieve en el Parque Luís Muñoz Rivera, lo cual brindó al populacho alucinado el efí­mero placer de tocarla, comerla, de entrarse a pelotazos con ella, de fabricar, incluso, un muñeco patético que muy pronto vino a dar en lodo. Lo único valioso para Puerto Rico fue que esta "nevada", sirvió de espectacular preámbulo a la inminente Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.


Volviendo al tema de la nevada en San Juan, la iniciativa detonó varios procesos en lo político y en lo cultural, todo ello en el imaginario colectivo de América Latina.


El 19 de diciembre de 1980, el pintor y grabador Antonio Martorell inauguró, en la sede de la Liga de Estudiantes de Arte, en San Juan, una exposición muy peculiar a la que llamó con toda la ironía del caso A White Christmas. El evento artístico fue dedicado a la autora intelectual de la nevada del 52 y al gobernador en turno, Carlos Romero Barceló. El Sr. Martorell exhibió ante una gran cantidad de público una muestra de tarjetas postales y carteles turísticos en los que se apreciaban los efectos de una gran nevada sobre las calles de San Juan, El Morro, La Fortaleza, la Iglesia Porta Coeli y hasta sobre las ardientes playas de la isla.
El dí­a de la inauguración, copos de nieve plástica descendieron sobre los asistentes, muchos de ellos ataviados con atuendos de invierno.


En aquel mismo año, el cineasta brasileño Carlos Diegues terminaba su pelí­cula Bye Bye Brasil. Tal vez la escena más memorable es aquella en la que Gypsy Lord jefe de un grupo circense ambulante hace realidad, ante un masivo auditorio, el deseo mayor de los brasileños: el progreso y la abundancia. Y para que así sea, mientras se escucha de fondo la canción White Christmas, interpretada por Bing Crosby.


En la película, Gypsy Lord hace nevar en el ámbito de la destartalada carpa. "Nieve como en Suiza, Alemania, Europa, Francia, la vieja Inglaterra y ahora en Brasil", exclama el mago fraudulento, al tiempo que el alcalde del pueblucho se vanagloria de que semejante "milagro" hubiera ocurrido durante su administración.


Esperemos entonces, nosotros los panameños el milagro que nos promete el Sr. Alcalde de la Capital de Panamá y que ojala la trasnochada propuesta sirva para que nosotros los panameños tengamos, al menos la capacidad de hacer películas, fotografiar imágenes y prometer con el voto del electorado en las próximas elecciones, un mejor futuro para la comuna capitalina.


Octubre 29 de 2009.
El texto fue publicado en la sección de Opinión de La Prensa el día 2 de noviembre de 2009

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