Casco Viejo, Conjunto Monumental en riesgo: Patrimonio de la Humanidad
Ante el anuncio de la aprobación por parte del Consejo de Gabinete de 52 millones de dólares a la empresa ODEBRECHT para la continuidad de la cinta costera desde el Mercado del Marisco hasta la Presidencia genera suspicacias.
La condición del Casco Viejo en su categoría de Patrimonio Mundial se pone en riesgo. La adjudicación de los dineros a la polémica empresa para completar la Cinta Costera en los predios del Casco Antiguo desde el sector del Terraplén hasta la Presidencia, en ausencia de la transparente discusión de los criterios de diseño, denota otra vez el poco interés, la miope visión y las esperadas y acertadas intervenciones para la continuidad y conservación del carácter del Casco Viejo designado por la UNESCO bajo la categoría de Patrimonio Mundial. Los valores que reconoce esta categoría ubican al Casco Viejo en consideraciones y acciones de conservación de interés mundial. Las intervenciones las ubico en acciones de carácter planetario. ¿A quién le importa?
¿Bajo cuales criterios de diseño se justifica la obra?
¿Cuál es el sentido real de la intervención?
¿Resuelve el tema de vialidad a la mayoría de los panameños?
¿La obra cobra sentido para hacer llegar a los inquilinos del Palacio de la Garzas un viaducto expedito a los autos de Ministros y Presidentes?
¿Dónde y cómo se acomodará el nuevo flujo vehicular en las inmediaciones del Casco Viejo?
¿La iniciativa congestionará las ya estrechas, cansadas y atiborradas calles del Casco Viejo?
¿Responde esta inversión de infraestructura a un propósito social de mejora de las condiciones de los habitantes pobres del Casco Viejo?
¿Valoriza y aumenta el lucro exacerbado de inversionistas inmobiliarios del Casco Viejo?
¿Cómo se recuperará la inversión frente a la plusvalía generada por parte de la inversión del Estado?
¿Proporciona continuidad y carácter la inversión del Estado a los valores ya reconocidos mundialmente del Casco Viejo?
Todas estas preguntas y muchas más están sin responder. Mientras tanto seguimos sumergidos en las visiones egocentristas de gobernantes que no miran más allá de su propio beneficio sacrificando los valores universales reconocidos de viejos edificios, , ruinas, teatros, plazas e iglesias que parecen no tener ningún significado ni aparente valor para los gobernantes y tomadores de decisiones del Panamá de hoy.
Estamos a minutos de desvalorizar, para no decir que estamos al borde de la ruina de uno los mayores atractivos y valores culturales de la sociedad panameña y del mundo.
Arquitectos, historiadores, restauradores, planificadores urbanos, estadistas (los menos) tienen la palabra.
Urge una amplia discusión.
La condición del Casco Viejo en su categoría de Patrimonio Mundial se pone en riesgo. La adjudicación de los dineros a la polémica empresa para completar la Cinta Costera en los predios del Casco Antiguo desde el sector del Terraplén hasta la Presidencia, en ausencia de la transparente discusión de los criterios de diseño, denota otra vez el poco interés, la miope visión y las esperadas y acertadas intervenciones para la continuidad y conservación del carácter del Casco Viejo designado por la UNESCO bajo la categoría de Patrimonio Mundial. Los valores que reconoce esta categoría ubican al Casco Viejo en consideraciones y acciones de conservación de interés mundial. Las intervenciones las ubico en acciones de carácter planetario. ¿A quién le importa?
¿Bajo cuales criterios de diseño se justifica la obra?
¿Cuál es el sentido real de la intervención?
¿Resuelve el tema de vialidad a la mayoría de los panameños?
¿La obra cobra sentido para hacer llegar a los inquilinos del Palacio de la Garzas un viaducto expedito a los autos de Ministros y Presidentes?
¿Dónde y cómo se acomodará el nuevo flujo vehicular en las inmediaciones del Casco Viejo?
¿La iniciativa congestionará las ya estrechas, cansadas y atiborradas calles del Casco Viejo?
¿Responde esta inversión de infraestructura a un propósito social de mejora de las condiciones de los habitantes pobres del Casco Viejo?
¿Valoriza y aumenta el lucro exacerbado de inversionistas inmobiliarios del Casco Viejo?
¿Cómo se recuperará la inversión frente a la plusvalía generada por parte de la inversión del Estado?
¿Proporciona continuidad y carácter la inversión del Estado a los valores ya reconocidos mundialmente del Casco Viejo?
Todas estas preguntas y muchas más están sin responder. Mientras tanto seguimos sumergidos en las visiones egocentristas de gobernantes que no miran más allá de su propio beneficio sacrificando los valores universales reconocidos de viejos edificios, , ruinas, teatros, plazas e iglesias que parecen no tener ningún significado ni aparente valor para los gobernantes y tomadores de decisiones del Panamá de hoy.
Estamos a minutos de desvalorizar, para no decir que estamos al borde de la ruina de uno los mayores atractivos y valores culturales de la sociedad panameña y del mundo.
Arquitectos, historiadores, restauradores, planificadores urbanos, estadistas (los menos) tienen la palabra.
Urge una amplia discusión.
