TEATRO E IGLESIA Contradicciones culturales

TEATRO E IGLESIA
Contradicciones culturales

Orlando Acosta
El Teatro Nacional fue cerrado, en junio del 2015, cuando se identificó que su condición estructural era un riesgo para la seguridad. Como noticia  de contraste social, hace unos días el Ejecutivo (con el máximo representante del puesto de elección popular)  puso  en prioridad su participación en un encuentro mundial religioso y se desbordó de entusiasmo al anunciar, desde Cracovia (Polonia), que Panamá será sede de la  Jornada Mundial de Juventud  (JMJ 2019).
Somos una sociedad católica mayoritaria por razones históricas. Esta afirmación    no es excluyente de otras denominaciones religiosas que conviven  en la  sociedad. Esta condición teológica es parte de nuestra identidad cultural.
     Volviendo al Teatro Nacional, esta semana  la administración del Instituto Nacional de Turismo (INAC) salió a  tropiezos y exhibió, una vez más,  su debilidad  institucional.  La contratación –que no sabemos si es para la restauración del Teatro- fue suspendida. Hemos escuchado que lo que se  pretende es la contratación de un project manager, por   millones de dólares, para supervisar el proyecto.  Las deficiencias en la formulación de un pliego de cargos para la supuesta restauración del Teatro y su decisión de posponer el acto es asertivo, sin embargo, lo que subyace es  peor. Mientras el Teatro  agoniza, por una enfermedad administrativa, técnica y de  falta de recursos, la fe se aviva con muestras de exaltación y  júbilo por el JMJ 2019. Junto a lo anterior, está el proceso de restauración de  la Catedral Basílica Menor Santa María la Antigua.  Han empezado  dos procesos de intervención monumental, que nos arropan  bajo una misma manta de identidad cultural.   No olvidemos que se inició un proceso de restauración que quizás será expuesto en la JMJ 2019,  con la presencia –también probable– en Panamá del líder de la iglesia Católica, el papa Francisco.
El proceso de restauración de la Catedral, Básica Menor Santa María la Antigua, salió hace poco meses, tras  un impasse que lo sacó de las sombras  a las luces, luego de   una ardua campaña de medios  que  “enderezó”  los laberintos técnicos y administrativos del proyecto de restauración.
 El Teatro Nacional y la Catedral son dos monumentos históricos –icónicos– que están bajo la administración del INAC y de la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico (DNPH). No hay duda de que por, su alta significación, ambos  edificios son  intervenidos como un reconocimiento a  su importancia. Exponer el tema de elementos pares de nuestra identidad cultural y la  atención y asignación de recursos  para dar continuidad al elemento material, es interesante y valioso.
 ¿Qué pasa en el INAC y en la DNPH?  ¿No cuentan con  equipos técnicos, con   capacidad para administrar un proyecto de restauración? ¿Cuál es el proyecto  formulado? ¿Puede la DNPH supervisar la restauración de la Catedral Metropolitana y, a la vez, tomar cartas en la ruina del Teatro Nacional?    ¿Puede la administración de gobierno, con los actuales recursos, administrar dos edificios históricos que contienen una  fuerte carga identitaria de la sociedad panameña?
Las deficiencias en los pliegos de restauración  del Teatro Nacional y la fallida acometida del posible contrato de restauración, es reflejo de la debilidad institucional,  que puede ser superada con  mejor personal técnico para la conservación, supervisión y administración del patrimonio.   La participación de la sociedad civil en  temas patrimoniales es importante, pero  mucho “salero” pone en riesgo la sazón. 
  Con el asunto del Teatro Nacional se vuelven a escuchar las  voces de   organizaciones y de personas con conflictos de intereses en el tema patrimonial y se exhibe, otra vez,  la incapacidad del INAC y de la DNPH para mantener  procesos transparentes y asumir la voz que lo otorga la ley.   No bastó la agria experiencia de  organizaciones civiles que incumplieron la ley, en la buena intención  de conservación patrimonial.  Fue pública y notoria la declaración de representantes del Comité de Iglesias del Casco Viejo   de  haber incumplido la norma –por ejemplo– en la restauración de la Iglesia de San Francisco.     La participación de la sociedad civil es buena en la discusión, pero también es campo fértil para el conflicto de intereses, que la debilitada institucionalidad es incapaz de controlar.
La conservación de  inmuebles con valor histórico,  que son monumentos nacionales, está bajo responsabilidad del Estado, desde la organización de Gobierno, y bajo el control de un equipo especializado que tenga a disposición recursos técnicos, materiales y financieros. Ni el INAC ni la DNPH ha logrado posicionarse, como una prioridad en las administraciones de los gobiernos por años. El Teatro Nacional y la Catedral Basílica Menor Santa María La Antigua son parte de nuestro patrimonio cultural, elementos que si no se tratan de forma oportuna y profesional, mermarán en su autenticidad y valores arquitectónicos, mediando en el corto plazo su desaparición como símbolos de nuestra cultura y sociedad. 

Entradas populares de este blog

De los proyectos urbanos, la cinta costera y de la verdolaga en nuestras playas.

La Administración del Patrimonio Munidial y la condición de los sitios panameños.

Al notable panameño conocido como El Darienita Universal, José de la Cruz Herrera.