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URBANISMO
¿Qué quieres para Navidad, aceras o villancicos?: Orlando Acosta Patiño
Orlando Acosta Patiño |
Al margen de haber escuchado las notas de Disney en los conciertos navideños, y de haber caminar por los trillos a Belén, este diciembre la ciudad de Panamá se transformó en un escenario real para discutir interesantes temas relacionados con urbanismo, transporte y movilidad ciudadana. Asuntos que caen en el terreno de la coordinación entre la Alcaldía de Panamá, la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre, el Ministerio de Obras Públicas, la Secretaría del Metro y, por supuesto, la sociedad civil organizada.
Son temas que, por su importancia, justifican la inmediata asignación de recursos y la atención de los agentes que administran el territorio –lejos de los actos políticos y masivos– para enfrentar, con firmeza, el conflicto social que implica abordar la dimensión urbana.
El creciente deterioro de las aceras y demás espacios públicos, requiere de atención inmediata por su carácter colectivo, por eso, se justifica el esfuerzo institucional de una agenda liderada por la Alcaldía con apoyo de la amplia institucionalidad. Esta fue una de las conclusiones del taller denominado: “Creando un Sistema de Transporte Sostenible Para la Ciudad de Panamá”.
Durante esa jornada la evaluación de las cualidades de las calles de el Cangrejo formó parte del laboratorio que los administradores de la ciudad, docentes, técnicos y urbanistas analizamos. El espacio de reflexión fue convocado por la Embajada Británica, la Universidad Tecnológica el University College London, cuyos representantes establecen y coordinan una agenda de colaboración para incidir en los temas de transporte y movilidad, para definir el desplazamiento peatonal como un eje importante y de intervención primaria. No puede haber un sistema de movilidad peatonal sin aceras seguras. En un ejercicio, comprobamos que algunas de las ubicadas en ese barrio son trampas de muerte y que muchos comerciantes se han apoderado de otras que utilizan como espacios para estacionar autos, depósito de combustible y jardines mal diseñados. Tanto estas como las propias calles están llenas de basura, asunto que por su persistencia en toda la ciudad deja de ser un realidad perceptible. No lejos, las estructuras de servicio eléctrico: postes, transformadores, alcantarillas y registros de agua (sin tapas) forman parte de los obstáculos que debe sortear el peatón, en su esfuerzo por desplazarse en uno de los barrios más importantes, que se destaca dizque por su vocación turística.
En contraste con lo anterior, la acción puntual que generó la millonaria inversión del Metro de Panamá, con la mejora del entorno cercano a las estaciones Iglesia del Carmen y Vía Argentina, mediante la ampliación y mejora de las aceras, se limitó a esas zonas. El costo de extender esas mejoras a otras áreas es una bicoca en comparación con los millones que se adjudicaron al kilómetro de la red de tren.
Lo cierto es que hay un evidente contraste entre las nuevas y anchas aceras, próximas a las estaciones, y las antiguas y estrechas del resto de la ciudad, trampas de muerte, receptoras de basura, escenario de funciones comerciales, de estacionamiento y del comercio informal. Sin embargo, su mejora y acondicionamiento no parecen ser prioridad ni para la Alcaldía ni para las juntas comunales, y no figura en la agenda de discusión de otras organizaciones que se dedican a los asuntos urbanos.
Los ciudadanos aplauden los conciertos y los desfiles navideños, pero no exigen aceras para caminar. Invito a los administradores de la ciudad a que, desde su plataforma de gestión urbana, en coordinación con las juntas comunales, definan, discutan y ejecuten un plan para mejorar las aceras. Ya es tiempo de que la ciudad deje ser un simple escenario para los actos del Día de la Madre, los coros de villancicos o las campanas del Carnaval.
Mi deseo navideño es que la ciudad se transforme en un espacio en el que caminar pase de ser un desafío a un acto espontáneo seguro del ejercicio ciudadano.
