Carmen Mena García: historia hecha mujer.

Por Orlando Acosta Patiño. Sevilla, mayo de 2014.
Abrazado a los históricos muros de la Universidad de Sevilla, en el mismo edificio construido en el siglo XVIII como la primera fábrica de tabacos de Europa-excelente representación de la arquitectura industrial sevillana- nos abre su oficina, la Dra. Carmen Mena García, Catedrática de Historia de América de la Universidad de Sevilla, historiadora y autora de una extensa obra y producción científica. Carmen Mena García nos habla sobre su pasión por la historia y por Panamá.

El histórico edificio de la Antigua Fábrica de Tabacos fue sede de esta actividad de origen netamente americano. El tabaco se encuentra en América y se implanta en Europa mediante el arduo trabajo realizado por mujeres en la Sevilla de ayer; hoy siendo parte de la de Universidad de Sevilla, otras mujeres hacen historia. Toda Sevilla, los recintos de la Universidad y el despacho de Carmen Mena García, huele a tabaco y saben a América y a Panamá.
Caminar por los recintos de la Universidad de Sevilla y al despacho de Carmen Mena García es volver a pisar tierras americanas y sobre todo, panameñas. Todas las paredes y su escritorio están repleto de iconografía que nos remite a Panamá y es cuando reconocemos la pasión de esta mujer por la historia, particularmente por la de Panamá.
A la Dra. Carmen Mena García, en mayo de este año- en solemne acto - en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, le fue conferido por las autoridades académicas de Panamá, el “Doctorado Honoris Causa”. Esa distinción se otorga-entre otras razones- por su dedicación al hecho histórico y también por la extraordinaria producción académica en torno a los primeros años de historia panameña.

Carmen Mena García publica en el año de 1984 La Sociedad de Panamá en el siglo XVI; en 1992, La ciudad en un cruce de caminos y ese mismo año Pedrarias Dávila o la ira de Dios. Para el año de 1999 sale a la luz, Sevilla y las flotas de Indias. En el año de 2011 nos sorprende con La gran armada de Castilla del Oro (1513-1514) que cuenta entre otros, el colapso de Santa María La Antigua del Darién y las aventuras de Pedrarias Dávila. El oro del Darién también en 2011, corona la entrega de Carmen Mena García, sobre un periodo importantísimo en la historia de la conquista de América y particularmente de Panamá.

Bajo el alcance de sus libros hace un gran aporte al conocimiento de Panamá la Vieja o Panamá Viejo – primera ciudad sobre el Pacífico americano- sobre la que no había publicaciones profundas. Carmen Mena García marcó un hito y fue la primera en publicar libros sobre este tema.

Lo que no sorprende es que no siendo panameña, sino sevillana, Carmen Mena García tampoco es cualquier mujer. Parafraseando al Dr. Omar Jaén Suarez –notable intelectual panameño, nos dice:
“…Con una vasta obra- Mena García- se ha inclinado con pasión sobre el pasado de Panamá, sobre todo sobre la primera época formativa de nuestro país....ella la nos hace penetrar en la intimidad de los primeros pobladores, en la hueste castellana que ocupa el Darién, con nombre y apellido, y su tránsito por la selva tropical, por el istmo panameño, a menudo rápido para terminar en una tumba anónima, para fundar la ciudad de Panamá en 1519 o para partir a otros lares. Erudición que también aparece en la revelación de la economía de esa primera colonia, conservada todavía en el Archivo General de Indias de Sevilla en gruesos legajos de cuentas reales que dicen también mucho sobre otros aspectos de la vida cotidiana y de la estructura de una nueva sociedad que está fabricándose en el Nuevo Mundo, en este laboratorio panameño, antes de expandirse en Centroamérica o más tarde en el fabuloso Perú incaico. Cuentas fiscales explotadas con mayor intensidad en los capítulos relativos a “la hueste conquistadora” y “las finanzas de la conquista”.

¿Por qué Panamá?Existía un vacío historiográfico. Muy poco se había publicado sobre Panamá ciudad, siendo como era, un referente en la historiografía del comercio y en el urbanismo americano. Esta oportunidad es la que me motiva a dedicarme a Panamá. Existe otra realidad que vincula mi relación con la historia y es el paisaje urbano de que tiene como referencia los años de infancia y juventud. Siendo como soy sevillana ¿qué puedo contarte que no imagines ya? Mis recuerdos, claro está, van indisolublemente unidos a la Sevilla americana que se encuentra impregnada por los bellos edificios civiles, de iglesias, calles y plazas, testimonios pétreos de esa Babilonia, abierta y cosmopolita, que cantara Lope de Vega en sus verso. Sevilla es América y la historia de la ciudad y sus edificios me unen indeleblemente a la historia entre Panamá y Sevilla.

¿Cuáles dificultades experimentaste en esta determinación por documentar el Panamá colonial?
La ausencia de esquemas metodológicos como modelos de investigación de social, en tanto para esos primeros años, no existían obras que hubiera estudiado el fenómeno de sociedades coloniales. Esa era una de las principales dificultades. Reconocí que había una oportunidad de hacer historia de un lugar tan importante como Panamá.

¿Por qué es importante el historiador y la historia de América?
Comenzaré haciéndote una confesión: francamente no recuerdo por qué elegí este oficio. El oficio de historiador nos permite surcar otros espacios y otras épocas, que no es más que una forma de escapar de la realidad, una especie de escapismo vital. Aunque bien es cierto que el ansia de exotismo o la búsqueda de paraísos lejanos no justifican por sí mismos la labor histórica, la decisión de hacer historia nació así, dentro de mí.
Mi dedicación y vocación a la historia tiene que ver con Sevilla y con América; además de reforzar mi convencimiento sobre la fragilidad de las verdades absolutas. “ El Arenal de Sevilla, el ancho compás frente a ese río que siempre soñó con ser océano, con las Atarazanas a sus espaldas, escenario sin igual de tantos hombres y mujeres que soñaron la aventura americana; el Real Colegio de San Telmo, el primer y más importante centro de enseñanza náutica de toda Europa, en donde pilotos y pilotines aprendían a surcar los mares y luego a hacer la Carrera de las Indias; la Casa de la Contratación de las Indias, alojada desde su fundación en 1503, con una provisionalidad que se hizo eterna, en los Reales Alcázares de los reyes cristiano, la Catedral de Sevilla… La Antigua, advocación mariana a quien fue consagrada la Catedral y la primera ciudad en tierra firme Americana…al tabaco y América se cuelan en la ornamentación de la bellísima fachada principal coronada por esa estatua alada de “la diosa Fama”, la mensajera de Mercurio, creada por Virgilio para representar la voz pública, hoy símbolo de la universidad de Sevilla, y me recuerdan diariamente a América y lo americano en mi quehacer diario, cada vez que ingreso al edificio”.

¿Es Santa María la Antigua de origen Sevillano?
La Catedral de Sevilla con su magnífica capilla de La Antigua, una de las más grandes y ricas del templo metropolitano, está dedicada a Nuestra Señora de la Antigua- bella imagen del siglo XIV, de estilo bizantino- Virgen de la rosa en la mano y el Niño con el pajarito, es sin duda, una de las imágenes marianas de mayor devoción en la época del descubrimiento y en siglos posteriores. La mayoría de los sevillanos ignoran que esta advocación dio nombre a la primera ciudad americana establecida por los españoles en 1510 en tierras continentales. Es probable que los panameños también lo ignoren. Otra razón más para apostar por la historia.
¿Qué significa este reconocimiento Honoris Causa otorgado por la Universidad de Panamá?
Representa todo un honor para mí y una de las satisfacciones más gratas de mi larga trayectoria como profesora universitaria. Un broche de oro, o mejor de perlas, de esas valiosas perlas de Balboa- aquellas del Golfo de Panamá- y que luciré con orgullo allá donde quiera que vaya.
Es un reconocimiento que agradezco a los académicos panameños como al Mgstr. Aníbal Pastor, jefe del Departamento de Historia, con la complicidad de la Decana de la Facultad de Humanidades, Mgstr. Carmen Guadalupe Córdoba; también a los profesores de la Facultad de Humanidades por su adhesión unánime y a todos aquellos que de un modo u otro han intervenido en esta concesión. Al Dr. Carlos Manuel Gasteazoro, maestro de tantos historiadores panameños, a quien tuve la suerte de conocer personalmente y cartearme con él en una época en la que todavía se escribían cartas, largas y emotivas cartas, que todavía hoy conservo “como oro en paño”.
Y particularmente a un destacado intelectual, político republicano e historiador, el Dr. Juan María Aguilar Calvo, catedrático sevillano exiliado en Panamá, pionero de los estudios americanistas en España, vicedirector del Archivo General de Indias; fundador en 1943 de la primera cátedra de Historia en Panamá y de la historiografía moderna panameña con el firme propósito de que no siga “habitando entre nosotros el olvido”.

Separada por las extensiones atlánticas pero unidas por íntimas razones, Carmen Mena García nos ratifica los versos de aquellas coplas que al cantar nos dice:

“En la cubierta de un velero a la deriva en alta mar se oye la voz de un marinero cantando en soledad entre las olas del recuerdo toda su vida viene y va, melancolía de otro tiempo que nunca volverá” (Por El Mar De Los Sueños de Carlos Cano).

Carmen García Mena v.6


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