La ciudad y el imperio del bronce.

El origen de la ciudad de Colón fue determinado por la condición de una profunda bahía y la posibilidad de construir un puerto. Para 1850 la isla Manzanillo y su bahía de Limón, ofrecía pantanosas tierras anegadas por el mar y un magnifico fondeadero para los buques que traerían riqueza, el paso de muchísimas personas y el tráfico de mercancías.

Colón definida por el puerto y modelada por el ferrocarril nace bajo el rumor de los cascos de los buques que rozan sus costas y el martillar de los hierros del tren. Es el puerto y el ferrocarril que condicionan la forma de la ciudad y que determinan los valores únicos que son otorgados al centro de la ciudad. El centro histórico se extiende prácticamente sobre toda la isla y cuyo trazado original de lotes y callejones es una de las características más notables y mejor conservadas.

Colón nacida a la orilla de los rieles de tren, es más que historia de vagones, calles y callejones. La imagen decadente de hoy grita que hubo tiempos mejores.

El bronce en su primer emplazamiento
El proyecto de Canal Francés -posterior al ferrocarril- pone a disposición material de préstamo para rellenar pantanos y manglares de la isla. La ciudad recrea tierras urbanizables bajo esquemas de control administrativos planteados por la empresa del ferrocarril y del Canal generando una de las mejores trazadas del país. El diseño urbano produce amplios espacios abiertos y en medio de uno de ellos sobre una de sus isletas se levanta un majestuoso bronce cuya presencia e historia pasa desapercibida por los habitantes y visitantes de la ciudad. Esta estatua cuenta la historia de Colón de imperios, mujeres y muerte.

El bronce que representa a Cristóbal Colón y a América fue esculpida por Vincenzo Vela uno de los más importantes escultores europeos de fines del siglo XIX. La estatua llega a las costas de Colón el 29 de abril de 1870 a bordo de la fragata L'Emperatrice Eugenie por encargo de la emperatriz francesa Eugenia de Montijo esposa de Napoleón III. El General colombiano, Tomás Cipriano Ignacio María de Mosquera-Figueroa y Arboleda-Salazar conocido como Tomás Cipriano de Mosquera Cipriano de Mosquera -amigo de la emperatriz- sugiere el traslado de la estatua a la próxima ciudad que sería fundada bajo el mismo nombre. Esto ocurre cuando aún éramos colombianos. Cristóbal Colón y la joven América llegan al puerto de la ciudad de Colón en la continuidad de una interesante historia de hombres, mujeres e imperios.

Veracruz, México, tres años antes, Fernando Maximiliano de Habsburgo -casado con Carlota de Bélgica, hija de Leopoldo I de Bélgica - aquel que tiñó de sangre el Congo mutilando manitos colectoras de caucho- es fusilado y destronado en México. Fue el fin de la acometida del segundo imperio en tierras mexicanas.

Al otro lado del mar, la emperatriz Eugenia de Montijo, quien veía la intervención en México mediante la instalación del segundo imperio mexicano la posibilidad de instaurar una república católica en Norteamérica decide no enviar la estatua de regalo a sus amigos Fernando y Carlota. Colón y la joven América resultan políticamente inapropiados con la llegada al poder de Benito Juárez y el triunfo de la revolución y decide posponer su obsequio.

Por lo notable de la producción artística y en la coyuntura de la celebración de la exposición de Paris de 1867, ésta – la estatua- forma parte del evento y se integra a la propuesta decretada por el emperador Napoleón III- marido de Eugenia- como muestra de la grandeza del Segundo Imperio Francés. Mientras se inaugura el Canal por Suez, se estrena la opera Aida de Giuseppe Verdi y Eugenia de Montijo participa como invitada a los eventos en Egipto.

Panamá 1879, corren los años del auge y fracaso del Canal Francés y el Barón Fernando de Lesseps, primer constructor del canal de Panama encuentra en Colón la estatua en una deplorable condición y solicitó permiso a la empresa del Ferrocarril de Panamá para colocarla en un nuevo sitio. La estatua adorna los jardines de la residencia del Barón durante su estancia en la ciudad. Cristóbal y la joven América son emplazados frente a la casa de Lesseps otorgando a ese espacio - probablemente- el único aire de cultura europea de este lado del istmo y seguramente afirmación política de los poderes del mundo de ese entonces.
El mosquito y el escandalo acaba con la acometida europea de un canal por Panamá. Las acciones del Canal son vendidas y junto a ellas el ferrocarril de Panamá. La Compañía del Canal de Panamá se hace del canal, la ciudad, el ferrocarril y por supuesto de la estatua. Se genera el territorio de la Zona del Canal de Panamá y dentro de ella queda colocado el bronce bajo jurisdicción de los Estados Unidos. A partir de la fecha, y desde 1904 funcionarios panameños empezaron negociaciones diplomáticas para retornar el bronce a territorio panameño, cosa que no ocurrió.
En 1916, la estatua fue llevada provisionalmente a los jardines del hotel Washington, de los primeros edificios de estilo neoclásico en Panamá- junto a la Gobernación de Colon- y también propiedad del Ferrocarril de Panamá. Desde allí el bronce vio sucesivos fuegos- los que sumieron a Colón en cenizas y -como el ave fénix- repunta de ellas para perfilarse como una de las más hermosas y alegres ciudades del caribe.

Colon y la joven America en el paseo Juan Demóstenes Arosemena

En el año de1930 el gobierno de Estados Unidos accede a entregar la estatua a la jurisdicción de Panama y finalmente - bajo el boato de una solemne ceremonia- la estatua es emplazada en el Paseo Centenario hoy Juan Demóstenes Arosemena. Colon y la joven América se posan definitivamente sobre el eje central y principal boulevard de la ciudad de Colón sobre un pedestal diseñado por el ingeniero italiano Genaro Ruggieri el 21 de diciembre de 1930.
Cien años después la imagen y destino de la ciudad de Colón sigue modelada por las propuestas de desarrollo y uso de tierras bajo las fuerzas del Canal y la posición geográfica del istmo. La ciudad sigue siendo puerto y zona de comercio. La gente y Colón no recuerda y parece olvidar el periplo de los viajes de la estatua de Colón y la joven América.

El futuro de la ciudad más grande del Atlántico es incierto con la integración del territorio occidental de la provincia por la construcción del tercer puente sobre el Canal y la ampliación en el siglo XXI. En el corto plazo entrarán al mercado de tierras y al desarrollo de la provincia de Colón cientos de miles de hectáreas, incluyendo el potencial turístico de la antigua base de Sherman y la riqueza natural de los bosques de del Parque Nacional San Lorenzo junto al sitio de patrimonio mundial : San Lorenzo Real de Chagre.

Los futuros desarrollos mineros de Donoso se integra al país con un contingente de personas por la actividad minera. Serán demandados una lista de servicios personales, bienes de consumo e infraestructura, visualizando la ciudad de Colón como centro de oferta de esta economía regional en el Atlántico panameño.

Reconociendo la variable cultural y la riqueza arquitectónica de Colon, surge la oportunidad de integrar la conservación patrimonial que ofrece el centro histórico para articular-bajo novedosos esquemas de empresa- en una oferta de vivienda para la población. Una acción concertada de carácter institucional sobre una plataforma de participación social puede posibilitar la conservación de una de las urbes más importantes del país, no solo por su riqueza arquitectónica, sino por su vinculación y origen en nuestra vocación de tránsito.

Colón clama por otra oportunidad para posicionarse en el centro de desarrollo del Atlántico bajo una visión integral de aprovechamiento y conservación de los recursos que maneja bajo una perspectiva de sostenibilidad cultural, histórica y social. Colón y su fascinante historia merecen ser entendida, conocida y conservada.

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