El Gran Prix de Mónaco y otros periplos.
El Gran Prix de Mónaco es la carrera anual
de autos formula uno que se celebra en el circuito de Mónaco. Es considerada
por los seguidores y amantes de los autos de carrera como el evento más
prestigioso del mundo. Lo equiparan Indianapolis 500, Daytona 500 y las 24
horas de Le Mans. El Gran Prix de Mónaco se le conoce como el de mayor glamour
y prestigio por su singular locación. La carrera recorre las sinuosas y
estrechas calles de Mónaco tachonadas de tortuosas curvas y números túneles. El
Principado de Mónaco es la segunda región independiente más pequeña del mundo
después del Vaticano.
Está situado entre el Mar Mediterráneo y Francia,
en la Riviera francesa conocida como la Costa Azul.
Mónaco participa
activamente en las Naciones Unidas desde el año de 1993, posee diversas
misiones diplomáticas y consulados honorarios en varios países. Mónaco se une
al Consejo de Europa el 4 de octubre de 2004, también es miembro
de muchas organizaciones internacionales intergubernamentales, incluida la Interpol,
la UNESCO
y la Organización Mundial de la Salud (OMS). La
Organización Hidrográfica
Internacional (OHI) tiene su sede en Mónaco.
Hace poco ha surgido
la polémica sobre la presencia de la primera figura electa panameña en el
Principado de Mónaco en el contexto de la premiación del Gran Prix con fondos
públicos. La justificación del viaje del primer mandatario se ha divulgado en
los medios como una misión que alentaría la inversión extranjera, el cabildeo
para la salida de Panama de la lista de los paraísos fiscales e inclusive una
visita a Francia a la sede de UNESCO, posiblemente a ventilar temas de la
oscura cinta costera y la inclusión o no de Panama Viejo y Casco Viejo de la
lista de patrimonio en peligro, agenda a que los ciudadanos panameños no
tenemos acceso. Como si el tema patrimonial no fuera de nuestra incumbencia.
Hace años la figura
presidencial también se hizo presente en Mónaco. En esa ocasión la
representante panameña lució un modelito Chanel pagado con fondos públicos,
para no lucir- en voz de la misma figura, como andrajosa. Durante la Semana de
Panamá en Mónaco, los monaguenses y sorprendidos visitantes sacudieron sus
cuerpos bajo los acordes de Samy y Sandra Sandoval. No humo reparo para
deleitar a los europeos paladares con pejibayes aderezados de la cocina y la
propias manos de renombradas cocinas panameños. Esa visita oficial bajo la
semana de Panama en Mónaco, estuvo particularmente revestida, de un tema de
género, inusual en nuestra historia republicana y relaciones comerciales e
internacionales.
En menos de una década
el tema del uso de recursos públicos utilizados en aviones, tiempos administrativos,
atuendos, orquestas y colaciones por las primeras figuras públicas de Panamá es
tema de cuestionamientos.
Pasado las dos décadas
los contribuyentes panameños no hemos visto concretadas ninguna acción de
desarrollo bilateral entre Panamá y Mónaco resultado de eso esfuerzos
diplomáticos. No hemos visto resultados a nivel de las decisiones de
organizaciones multilaterales de desarrollo como UNESCO, OHI o la OMS.
El resumen de estos
actos y visitas oficiales en Mónaco parecen haber sido dirigidas por las luces
encandiladoras del glamour y la belle vive de la Riviera francesa y no por
gestiones oficiales que resultaran en inversiones o mejoras o formulación políticas
de cooperación, desarrollo o de inversión fiscal que beneficien a la sociedad
panameña.
Lo visto de Panamá en
Mónaco es un acto vacuo, fútil y sin ninguna trascendencia para la sociedad
panameña. El legado de estas visitas es el reflejo de un cuento de despilfarro,
desparpajo, irrespeto y lejos de la realidad y necesidades de Panamá país.