Los negocios al otro lado del puente.
Fuentes del
Ministerio de Economía y Finanzas (UABR) anuncia la venta de dos globos
de tierras en la entrada sur del Canal de Panamá. La Ley 21 de julio de
1997 aprobó para dichos polígonos usos urbanos que juntos
suman una superficie de 345,000 metros cuadrados con un valor de estimado
en B/ 80 millones aproximadamente.
La entrada
al mercado de estas valiosas tierras a la entrada del Canal no puede verse
disociado de los desarrollos viales y otros proyectos en la otra orilla del
Canal. El futuro Centro de Convenciones, el Museo de la Biodiversidad,
la mal habida Cinta Costera y el proyecto inmobiliario Marityme City
junto a los rellenos del Chorrillo, colocan el futuro de las tierras de
Cerro Batele bajo un firmamento promisorio bajo la perspectiva de un cuarto
puente sobre el Canal.
La bola
pica y se extiende, los intereses inmobiliarios de tierras urbanas cruza
el puente de la Américas bajo la lógica del mejor beneficio privado
de tierras revertidas del Canal. Ante este escenario surge la
pregunta ¿Por qué las tierras de Cerro Batele no se ponen en el mercado una vez
se hay invertido en el cuarto puente sobre el Canal y la futura
plusvalía-incremento del valor del suelo- por inversión del Estado tenga
posibilidad de ser recuperada y asignada a proyectos sociales en el
sector oeste de la provincia? ¿Por qué los beneficios de la inversión del
Estado se quiere asegurar a los pecunios de los inversionistas privados
vendiendo las tierras antes de las mejora del cuarto puente? Elemental, así
se hace patria y negocios en la nueva Panamá, algunos dirían: “ is the way
to do business”.
Los
negocios inmobiliarios del Estado podrían resolver las disparidades
territoriales en términos de oferta de servicios básicos, de educación y
transporte para el sector oeste de la provincia de Panamá, reservando la
venta de las tierras al sur de la entrada del Canal –después de construido el
cuarto puente- para aprovechar el incremento de los precios de las tierras
de Cerro Batele para invertir en dichos proyectos.
La
cacareada conectividad vial del litoral del Pacífico Metropolitano está cerca
de ser una realidad con las obras del cuarto puente sobre el Canal de Panamá,
infraestructura que posibilitará, tal vez extender una línea adicional del
Metro de Panamá hacia Arraiján y la Chorrera, sin dejar por fuera, por supuesto
al nuevo complejo Panama-Pacifico. Preveo un perfil marino
metropolitano opulento y excluyente desde Panatropolis Hub of
the New World en Tocumen, hasta Panama-Pacífico en Arraiján.
Ahora me queda clara la acción de desprotección de los humedales de Juan Díaz
para facilitar el proyecto del Hub y la venta de tierras de Cerro Batele para
proyectos que aún ignoramos. Lo que sí queda claro es que la compra y
venta de Cerro Batel es grito y plata para los inversionistas privados,
destinando el uso de las áreas revertidas en una dirección contraria al del
beneficio colectivo, como fueron inicialmente pensadas.
Existen
estudios para el desarrollo de ofertas de vivienda, puertos y otras facilidades
relacionadas con el turismo y el negocio marítimo en tierras revertidas que aún
no han sido vendidas. El aplazamiento en la ejecución de la política de
desarrollo marítimo por la Autoridad Marítima de Panamá podría ser explicada en
términos de los interés ocultos en la venta de las ultimas tierras al sur del
Canal de Panamá y en otras locaciones.
La
informacion sobre los futuros desarrollos en áreas revertidas del sur del Canal
deberían ser objeto de debate publico, donde la transparencia podría revelar
los mejores intereses nacionales. En contrapunto, la coyuntura es aprovechada
por los sectores de mayor riqueza económica para continuar lucrando bajo la
lógica de voraz apetito inmobiliario en detrimento del interés nacional.