Colon bajo la mirada regional
El origen de la imagen y
desarrollo territorial de la ciudad de Colón ha estado sujeto a una serie de
variables ambientales, geopolíticas y tecnológicas. La idea de
fundar la ciudad de Colón lo determinó la condición rofunda de la
bahía de Limón. La bahía de Limón determinó la fundación de la
ciudad a pesar de no haber tierras disponibles alrededor, ni en condiciones para
serlo. Colón sobre la isla Manzanillo ofrecía tierras pantanosas y anegadas por
el mar, pero un magnifico fondeadero para los buques que traerían personas y
mercancías.
Definido el terminal
urbano-portuario por la bahía de Limón, la construcción del ferrocarril
determina la forma de la ciudad, así que parte de lo que hoy se declara como
conjunto histórico de la ciudad de Colón es esa primera ciudad de Colón cuyo
trazado y forma de lotes con callejones es una de sus características más
notables y aún conservadas. Todas las imágenes de finales del
siglo XIX muestran una ciudad de Colón nacida a la orilla de los rieles de
ferrocarril. Hay que entender que la necesidad de construir un ferrocarril por
Panamá con Colón como terminal de dicho proyecto lo definió la necesidad del
transporte de viajeros y forajidos aventureros para la conquista del oeste de
los Estados Unidos tras la quimera de la fiebre del oro. El Gold
Rush empuja la fundación y el crecimiento de la ciudad de Colón.
El proyecto de construcción del
Canal-posterior al ferrocarril- por intereses franceses y norteamericanos - pone
a disposición material de préstamo para rellenar los pantanos y manglares de la
isla Manzanillo. La ciudad de Colón recrea tierras urbanizables
bajo esquemas de control administrativos planteados por la empresa del
ferrocarril y posteriormente por la empresa del Canal. El parque
edilicio se construye bajo esquemas de mejoras sobre propiedad de las empresas
del enclave económico-tecnológico, condicionando-probablemente- de alguna
manera, el estado de deterioro de los edificios por falta de
mantenimiento y por falta de arraigo o pertenencia a la propiedad por parte de
quienes son dueños o simplemente viven en edificios delapidados.
Algo
más de cien años después, la imagen de la ciudad de Colón sigue modelada por
las propuestas de desarrollo territorial de uso y aprovechamiento de tierras
bajo los planes de uso aprobados por la Ley 21 de julio de 1997. Bajo este
ordenamiento jurídico y de usos de tierras las tierras próximas a la isla de
Manzanillo y los bosques de manglares se destinaron para apoyo de la Zona Libre
de Colón y para los puertos del terminal Atlántico, reafirmando la vocación de
esa área bajo los esquemas de la industria logística. Espera el
saneamiento de Isla Telfers para ser integrados a la industria de los servicios
marítimos y para el almacenamiento de bienes y principalmente combustibles
derivados de hidrocarburos. La imagen de la ciudad de Colón ha sido permeada por
los esquemas de enclave económico de re-exportación y los grandes proyectos de
transporte y tecnología.
El
futuro del sector Atlántico se mira de manera optimista con la integración del
territorio occidental de la provincia de Colón por la construcción del tercer
puente sobre el Canal. Entran al mercado de tierras y al
desarrollo de la provincia ciento de miles de hectáreas, incluyendo el potencial
turístico de la antigua bases de Sherman y la riqueza natural de
los bosques de del Parque Nacional San Lorenzo. Amerita mencionar
el sitio de calidad mundial de la fortificación de San Lorenzo Real de Chagre.
Llama
la atención la integración de las riberas del Lago Gatún en su vertiente
noroccidental al desarrollo del espacio de influencia de la ciudad Colón y la
necesidad de normar los esquemas de dotación de servicios básicos de agua
potable, energía y manejo y disposición de desechos. La presión antrópica sobre
el Lago Gatún aumentará con las facilidades de acceso generadas por el nuevo
puente y así las amenazas a la calidad de agua del principal reservorio de
agua.
Los
futuros desarrollos mineros de la región de Donoso con el contingente de
personas que se integran a la actividad minera demandarán una serie de servicios
personales, bienes e infraestructura, visualizando la ciudad de Colón como
centro de oferta de los servicios regionales para el desarrollo del Atlántico
panameño.
Reconociendo la variable cultural y la riqueza arquitectónica de la
ciudad de Colon, surge entonces la oportunidad de integrar la variable de
conservación patrimonial ofrecida por la gestión de conservación del centro
histórico de Colón. Una acción concertada de carácter
institucional sobre una plataforma de participación social, puede
añadir fortaleza a la gestión de generar vivienda para todos los
estratos sociales de la provincia de Colon y posibilitar la conservación de una
de las ciudades más importantes del país, no solo por su riqueza arquitectónica,
sino por su vinculación y origen en nuestra vocación de tránsito. Este tema fue
ampliamente discutido el fin de semana pasado donde un grupo de grupo de
urbanistas, planificadores y miembros de sociedad civil, participamos en la
Parroquia de San José de la ciudad de Colón en un coloquio sobre el tema.
En un contexto de ausencia de
políticas claras para el desarrollo del sector atlántico y de la ciudad de
Colón, las decisiones sobre el futuro de esta región y la definición de
políticas integrales de desarrollo estarán en manos de los grupos organizados de
la ciudad de Colón. Urge entonces generar los espacios de
discusión y concertación para posicionar a la ciudad de Colón en el centro de
desarrollo del Atlántico bajo una visión integral de aprovechamiento y
conservación de los recursos que maneja.