La solemnidad de la fiesta de Corpus Christi



Orlando Acosta Patiño. Junio de 2012.

Diablicos Sucios danzan para el ingreso al templo colonial de
San Atanasio. Foto Orlando Acosta. Corpus 2012.

La Villa de Los Santos es un pequeño pueblo en la región de Azuero que se resiste al paso de la modernidad. Permanece viva entre sus gentes y sus calles una larga y peculiar tradición de celebración relacionada a las festividades del Corpus Christi.

Las fiestas de Corpus forman parte de las fiestas relacionadas con el ciclo de Pascua. Esta se celebra el jueves siguiente después de la Trinidad. El domingo anterior se celebra Pentecostés cuando el espíritu santo se posa sobre las cabezas de los apóstoles en forma de lenguas de fuego.

Corpus Christi, nombre en latín del cuerpo de Cristo, gira en torno a la eucaristía, simbolizada en la ostia como representación del cuerpo de Cristo y se constituye en una de las principales celebraciones de la iglesia católica. Es un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud. Esta fue instaurada en el siglo XIII por el Papa Urbano IV mediante la bula “Transiturus “del 8 de septiembre de 1264.

El Santisimo bajo palio recorre las calles de la Villa de Los Santos.
Foto: Orlando Acosta. Corpus 2012


“El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos”. www.corazones.org.

En la Villa de Los Santos el Santísimo Sacramento recorre al mediodía del jueves santo, expuesto-bajo palio- las calles de la plaza colonial del pueblo. Bajo el metálico tañer de las campanas de la Iglesia de San Atanasio construida en el año de 1774, bajo el intenso olor de incienso y mirra y las letanías de “sea por siembre bendito y alabado mi Jesús Sacramentado” el pueblo en un emotivo fervor religioso canta Ave Marías para instaurar el orden y el bien del pueblo, apoderado por los demonios danzantes desde la víspera del día anterior.

Las festividades de Corpus Christi en la Villa de Los Santos se caracterizan por una colorida, ágil, vital y fuertes danzas de origen colonial, donde en un ritual que inicia la víspera del jueves cuando los demonios cuartean el sol y se reparten el mundo terrenal.

La solemne procesión del jueves santo de Corpus Christi –con la guarda representando al Santísimo Sacramento- sobre alfombras de aserrín, restablece el orden en la Villa; mientras un grupo de danzantes irrumpen las estrechas calles del pueblo y recorren –con las cabezas cubiertas de fabulosa máscaras- y al ritmo de castañuelas, bufidos y hermosos penachos de plumas de guacamaya, todos los rincones de la Villa de Los Santos.

Gran Diablos en la plaza de la Villa de Los Santos.
Foto: Orlando Acosta. Corpus 2012


Al paso de Diablos Sucios, Grandes Diablos, Parrampanes, suceden los Montezuma Cabezona, Mojigangas, Enanas y los Zaracundé: todas danzas mezcladas con versos y cantos callejeros de un fuerte sabor popular, donde las calles y la plaza de la Villa de Los Santos se transforma en un único y vital escenario. Los personajes danzantes son interpretados por vecinos del pueblo donde sorprende una amplia participación de niños y jóvenes, lo cual da garantía de la permanencia de los bailes y cantos bajo la celebración del Corpus de La Villa.

Es necesario mencionar que la celebración del Corpus se da con nula o casi apoyo de oficial e institucional. El esfuerzo de rescate de esta tradición se hace bajo una iniciativa personal de gentes de La Villa, quienes revestidos de un profundo compromiso, reconoce la rica y compleja construcción cultural del pueblo de La Villa.

Las fiestas de Corpus es parte del patrimonio inmaterial panameño, ancestral y de fuerte esencia popular que demanda ser investigado, conservado y documentado. Corresponde a las ciencias sociales y ramas de la antropología de los centros universitarios y superiores de Panamá una responsabilidad en esa dirección.

Se demanda que las autoridades y administradores de la cultura coloquen en el sitio que merece esta excepcional, única y espectacular expresión popular de arte popular panameño, donde la inminente amenaza de la modernidad y la universalización de los valores pueden poner en riesgo la vigencia y permanencia de una expresión de la memoria ancestral de los panameños, particularmente de los villanos.

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