La ciencia, el conflicto social y los recursos naturales.

El en año del 2009 tuve la oportunidad de participar en presentación del Plan de Conservación del Pacifico Occidental de Panamá (POP), ejercicio de planificación para la conservación del patrimonio natural panameño. Este plan fue desarrollado por investigadores de The Nature Conservancy TNC, del Instituto de Investigaciones Tropicales STRI en estrecha colaboración con la Autoridad de los Recursos Acuáticos ARAP y organizaciones de la sociedad civil. En esa ocasión compartí nuestra opinión sobre la necesidad de establecer puentes entre la investigación y las políticas de Estado. En la actual discusión de los proyectos mineros e hidroeléctricos en el oriente chiricano, considero oportuno volver a insistir.

“El POP contribuye al conocimiento para mejorar la conservación y al uso sostenible de los recursos marinos y costeros en el Pacifico panameño. Identifica las principales amenazas de origen humano que atentan con su continuidad. Contiene más de 455 islas en cuatro archipiélagos y aproximadamente 2,300 kilómetros de costa. Se extiende desde Punta Mala en Azuero hasta Punta Burica en Chiriquí y pose un posible endemismo inusual de corales y esponjas. Es una prioridad de conservación en toda Mesoamérica. El Parque Nacional Coiba es parte de este tesoro natural con un reconocimiento mundial por la UNESCO bajo la categoría de Patrimonio Mundial” Acosta, La Prensa, diciembre de 2009.

En esa oportunidad afirmaba que la continuidad de esa riqueza biológica -de interés y carácter planetario- está amenazada por procesos de origen humano y por la débil organización de la administración del gobierno y distante de las políticas de Estado.

La clase política y la organización administrativa del Estado, que representan el poder en nuestra sociedad tienen la responsabilidad de determinar las políticas para la conservación y continuidad de los recursos naturales en el contexto de la realidad actual, referencia para manejar el conflicto entre los habitantes originarios de las tierras del oriente de Chiriquí y el uso de los mismos.

En diciembre de ese año del 2009 el Gobierno de los políticos panameños anunció la la explotación del yacimiento de cobre más grande del mundo en Cerro Colorado. Hoy dos años más tarde volvemos a recular y decididamente dejamos de apostar a la minería como opción de desarrollo, al menos dentro de lo territorios comarcales. El probable vertimiento de los lixiviados del proceso de beneficio de cobre en los ríos de Chiriquí y Veraguas parece no ser una amenaza para los mares del golfo de Chiriquí y de Montijo. Esta no fue una decisión inteligente, sino una martillada a golpe y sangre de la comunidad indígena en beneficio de todo Panamá. El grito y la sangre de ñagare mina quedará impregnado en la historia de este país.

Ahora el tema del manejo de los recursos hídricos en ríos de la comarca parece ser el eje del conflicto. Mis primeras memorias me hacen recordar grupos de indígenas en campamento a orillas del río Risacua en David y en las riberas del Tabasará. La imagen de los fogones y de nuestros habitantes originarios alrededor de ellos, alimentará mis memorias de niño, haciéndome hoy reflexionar de adulto, que el río es la fuente de vida y escenario ancestral de nuestros pueblos y comunidades ngobes. Esa memoria reciente y esa herencia ancestral merecen respeto.

El Plan Nacional de Gestión Integrada de Recursos Hídricos 2010-2030 es un documento técnico preparado por la Autoridad Nacional del Ambiente (disponible en la web), formulado con apoyo de organismos internacionales y expertos locales, propone una estrategia integral de manejo de cuencas hidrográficas, en donde la intensidad de uso y manejo racional del agua de nuestros ríos es desarrollada y abordada.

En un contexto actual de fragilidad institucional y en ausencia de una política de conservación de los recursos naturales y bajo una óptica de desconocimiento de la diversidad cultural, social y económica de este país, la resolución del conflicto se polariza entre el interés ancestral un grupo de habitantes originarios y los apetitos desmedidos de políticos y empresarios de hoy.

El apego a los instrumentos técnicos y su referencia a los políticos y administradores que toman decisiones, será garantía de la conservación de los recursos naturales no solo del Pacifico Occidental Panameño, sino de todas las fuentes de agua como se perfila en la estrategia de un Plan Nacional de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos de Panamá, en una visión de largo plazo y en apego a lo técnico y respeto de la institucionalidad y al bienestar colectivo de Panamá y su gente.

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