El puente de Las Américas y el patrimonio del Canal de Panamá.





Este texto fue publicado en el espacio de opinión de La Estrella de Panamá en el siguiente enlace:

http://www.laestrella.com.pa/mensual/ediciones.asp
Algunas personas conocen de mis planteamientos sobre la necesidad de definir una política con relación a la conservación del patrimonio tecnológico del Canal de Panamá. También de la posibilidad de considerar el área del Canal-incluida el mismo Canal-como parte de un paisaje tecnológico de carácter universal. El proyecto Canal de Panamá ha aportado en campos de la tecnología y de las ciencias como en la historia de la humanidad. Hoy día las excavaciones de la ampliación ponen en el centro de la paleociencia, las teorías sobre la formación del istmo, la definición del clima mundial y la aparición de los primeros homínidos en el planeta. En el contexto nacional, el Canal fue objeto de una larga relación de negociación diplomática que culminó con la transferencia de él y su patrimonio a la República de Panamá. El primer puente sobre el Canal de Panamá, conocido como el Puente de Las Américas es parte de este patrimonio y resultado de esa negociación (Ver nuestra entrega titulada Los Puentes sobre el Canal en La Prensa, 2011).

La recomendación de evaluar la demolición del Puente de Las Américas por su poca flexibilidad para permitir el paso de buques postpanamax y barcos de cruceros, por el incremento en los costos de mantenimiento, para resolver temas de vialidad, considero que debe ser discutida a profundidad para incorporar al análisis otros criterios importantes.

Sociedades menos primitivas que la nuestra y avanzadas en términos culturales, han cimentado sus procesos de identidad y pertenencia sobre el reconocimiento y valoración de elementos materiales de carácter urbano y tecnológico. El puente de Brooklyn, por ejemplo, que cruza el East River, es todo un símbolo de la ciudad de Nueva York. Marcó un hito por haber utilizado el acero en puentes y por ser durante 20 años el puente colgante más largo del mundo. Para sus dias de construcción este material sólo había sido usado para ferrocarriles.

La consolidación de nuestro espacio de tránsito tiene que ver con el ferrocarril y el acero. La ciudad de Colon nace bajo las fuerzas del ferrocarril y el acero, por la necesidad de transporte de viajeros, mercancías, noticias y aventureros entre la costa Este y Oeste de los Estados Unidos. Podríamos pensar que también tenemos alguna relación con el Puente de Brooklyn en Nueva York.

El puente de Brooklyn en su momento fue diseñado con dos calzadas de doble vía para carruajes y caballería, dos vías de tranvía en el centro y una plataforma peatonal elevada. Hoy no existen en Nueva York ni caballos, ni carruajes ni tranvías; solo caballos en el Central Park para el deleite de amantes y turistas. La desaparición de carruajes y caballos en la ciudad no han justificado la demolición del puente de Brooklyn, al contrario el Puente es reconocido como un hito y monumento histórico de la ciudad.

Hoy el Puente cuenta con dos niveles, el inferior con dos calzadas de tres carriles cada uno por la que circulan a diario más de 145.000 vehículos. El nivel superior es una pasarela para uso peatonal y bicicletas. El Puente de Brooklyn fue modificado para atender otra demanda y tecnología de transporte tratamiento que ha garantizado su permanencia y no justificada su desaparición. La continuidad y permanencia del Puente de Brooklyn es testimonio de lo que el hombre puede construir y también destruir.

El argumento de inversión de 75 millones para el mantenimiento del Puente de Las Américas no nos parece un argumento que justifique evaluar su demolición. En contrapunto, sí nos parece injustificable la asignación de millones en campañas publicitarias para anunciar lo que los gobiernos tienen como responsabilidad ejecutar a beneficio del colectivo social. Es un asunto de prioridades y visiones a largo plazo.

¿Se han evaluado y agotado todas las consideraciones técnicas para adecuar el Puente a su nuevo contexto? Estoy seguro que la tecnología puede ofrecer permanencia a un elemento icónico de nuestra sociedad como lo es el Puente. Este elemento nos distingue y nos diferencia en el mundo. Considero que es responsabilidad del Estado y los Gobiernos promover la cultura e identidad social mediante la conservación de elementos que hacen a los panameños distintivos y que nos consoliden en el tiempo.

La ciudad de Panamá y la desaparición paulatina de su patrimonio físico-material, y ahora tecnológico del Canal se hace cada día más evidente. Nuestra sociedad no sólo debe ser cimentada sobre conceptos de competitividad marítima, logística y de servicios. Existen otras consideraciones para forjar una sociedad robusta, independiente e integral. Urge iniciar una discusión profunda de los temas de sociedad, cultural, canal, patrimonio e identidad.

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