Sobre el Metro y la plusvalía urbana

ORLANDO ACOSTA*

La noticia reciente sobre el inicio de los trabajos del Metro de Panamá y los trece primeros kilómetros de la línea uno genera la necesidad de reflexión sobre los temas de plusvalía, relacionada con el incremento del valor del suelo urbano generado por la construcción del proyecto, la recuperación de ese incremento de valor del suelo, los temas de urbanismo y la planificación de servicios y equipamiento urbano para el beneficio social.

La plusvalía urbana se produce por el incremento de los valores del suelo por la inversión directa del Estado o por actores privados mediante obras y proyectos de infraestructura, es un concepto ligado directamente a la inversión el valor del suelo y mecanismos de redistribución. El beneficio en el aumento del valor del suelo por la inversión del Estados debería buscar un mecanismo tal, de manera que este incremento en el valor del suelo sea devuelto a la sociedad para obras o inversiones sociales y evitar que se destine al enriquecimiento particular.

El tema de la construcción del Metro me presenta varias preguntas dirigidas a los agentes normativos del Estado. ¿Qué sucederá con los valores del suelo urbano en las inmediaciones de las 11 estaciones que proyecta construir el Estado a lo largo del eje proyectados del Metro? ¿Cómo se preparan los agentes inmobiliarios para iniciar a acaparar las propiedades en un radio de dos cuadras de las estaciones de abordaje y recepción de pasajeros en la ciudad de Panamá? ¿Cuáles controles aplicará el Estado para regular el valor del suelo urbano y garantizar que la millonaria inversión del Estado no quede atrapada para el enriquecimientos de los agentes especuladores y finalmente en los bolsillos de privados?

El ejercicio de respuesta no es nuevo, pues tenemos claro lo que ha sucedido con las tierras del antiguo crematorio de la ciudad de Panamá y de cómo se incrementaron los valores del suelo. Los valores del suelo en la hoy Costa del Este comenzó en centavos y se incrementó en cientos de dólares por la sola inversión del Estado en la construcción del Corredor Sur. ¿Cuántos millones invertidos en infraestructura vial fueron redistribuidos mediante un mecanismo de administración de la plusvalía para la construcción del sistema de saneamiento urbano de la ciudad capital, por ejemplo?

¿Cuántos campos y coliseos deportivos generaron las obras en la 24 de Diciembre o en Las Garzas de Pacora? ¿Qué ha sucedido con la inversión del Estado con la inversión de la Cinta Costera y las tierras de la Avenida Balboa? ¿Qué ocurrió con los valores del suelo y los edificios de los quilombos del Terraplén con la inversión de la recién inaugurada Cinta Costera? ¿Cuánto de la riqueza generada se invierte para la restauración del patrimonio construido en el interior del Casco Viejo? ¿Cuántos millones se encuentran atrapados en los agentes inmobiliarios que mal han intervenido el Centro Histórico? Todas estas preguntas indeseables, y a las cuales yo tampoco tengo respuesta, es necesario responder.

¿Qué pasará con las tierras en Pan de Azúcar, Pueblo Nuevo y San Miguelito? Hoy, nadie desea estas tierras y probablemente mucho antes de que este artículo salga publicado ya existen agentes en la acción de apropiación en la víspera del próximo boom inmobiliario por la inversión del Metro de Panamá, cuyas obras se iniciaron recientemente.

Invito a las instancias de planificación de Economía y Finanzas, al MIVIOT y al MOP, a ACOVIR y otros agentes a la discusión sobre cómo podemos generar mecanismos para transformar este Panamá en un mejor país. Que los esfuerzos y las voces políticas no se agoten en la demagogia y queden atrapadas en las trampas de los slogans, las zapatillas, gorras y camisetas que se despliegan en las pesadas y pocas transparentes campañas políticas y gestión gubernamental.

El tema de la plusvalía urbana y los aumentos del suelo urbano y la distribución de los beneficios de la inversión del Estado hacia los sectores populares deben empezar ya.

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